los siguientes cinco cuadros que traemos son ya de la segunda parte de la exposición sobe Chagall presentada en la Fundación Cajamadrid de la plaza de San Martín , y se trata de la continuación cronológica de lo visto en el Museo Thyssen. Están los cinco comprendidos entre los años 1950 y 1953, años ya de tranquilidad para el pintor. Entre 1941 y 1948 los Chagall se exilaron en Estados Unidos por el peligro que corrían en la Francia ocupada. Gracias al director del Museo de Arte Moderno de Nueva York y del propio Solomón Guggenheim, pudieron establecerse en esta ciudad a partir de Junio de dicho 1941. También gracias a Henry Matisse, hijo del amigo de Chagall , Matisse, y poseedor de una galería de arte , tuvo la ocasión de celebrar nada menos que 25 exposiciones de sus obras en el curso de estos 7 años neoyorquinos. Como vemos, las ayudas fueron decisivas en estos años de exilio, tuvo una suerte inmensa, cosa que no pasó con muchísimos compatriotas suyos. Pero hay acontecimientos sin embargo inevitables, que vienen cuando menos se piensan. Allí murió Bella en 1944, víctima de una infección viral al parecer mal cuidada, y Chagall se desmoronó.
Pero volvió a resurgir enseguida e incluso encontró pronto un nuevo amor, Virginia Haggard, ama de llaves de su hija Ida, de ascendencia británica, 27 años menor que él, casada con un pintor escocés, que hablaba francés y con la qué, en 1948, volvió a Europa y tuvo un nuevo hijo, David.
En 1949 fué nombrado presidente honorario de la llamada MRAP, algo así como movimiento contra el Racismo, el antisemitismo y a favor de la Paz. Virginia le dejó en 1952, pero ,una vez más, encontró una nueva compañera en Valentina Brodsky, conocida por Vava, y también ama de llaves , esta vez del propio Chagall, con 25 años menos que el pintor, y con quién ya pasó el resto de su vida.
Y, en este punto estamos con estos nuestros cinco cuadros. El primero,mundo rojo y negro, es de 1951. Los iremos comentando al paso, aunque creo que son todos muy similares. Colores deslumbrantes en fondos negros, grises o azules oscuros. Poco a poco las flores ganan protagonismo, y su mundo simbólico, sus personajes, objetos y animales permanecen. Su optimismo y alegría han vuelto y son cada vez más ostensibles.
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