Carl Gustav Carus nació en la Sajonia alemana el año 1789, el mismo año de la Revolución Francesa, y entra de lleno en el grupo de pintores que establecen las bases del paisaje romántico en Alemania. Las ideas del Nuevo Régimen que inaguraba la Revolución, como consecuencia final de una larga serie de años de movimientos intelectuales y sociales, se tradujeron en los Estados alemanes en un ansia de unificación en el que tuvieron cabida desde el principio los ideales románticos. Figuras como Beethoven, Goethe, Félix Mendelssohn ó Kant definen una época y una forma de hacer y de pensar que tendría ya vigencia durante todo el siglo XIX.
Ya hablamos del romanticismo al presentar la exposición que sobre el pintor francés Delacroix, todo un romántico, se llevó a cabo en Caixaforum hace dos años. Os invitamos a releer lo escrito sobre algunas de sus obras, pero en esencia, los románticos predicaron :
el liberalismo, la creatividad, la originalidad, el salirse de las normas establecidas, el individuo frente a la masa ó lo universal, lo subjetivo, la rebeldía, el heroísmo, los sentimientos, el exotismo, lo pasional............
Dotado desde luego para la pintura desde niño, no reparó en adquirir una excelente formación artística, pero en 1811, con 22 años, se doctora en Medicina y en Filosofía lo que le llevará enseguida a aplicar todos sus conocimientos en estos campos a su propia vocación artística. Además la proximidad de la ciudad de Dresde facilita su relación inmediata con el grupo de pintores que allí, en contra del neoclasicismo aún vigente, estaban llevando a la pintura, y principalmente al paisaje, las nuevas ideas románticas. Si fué profesor de óleo en estos años, también lo fué de algo tan diferente como la obstetricia. Enseguida, como no podía ser de otra manera, conoció a Caspar David Friedrich, el principal impulsor de todo el núcleo artístico de Dresde, de quién recibió una gran influencia como la mayoría de los pintores románticos alemanes y con el que mantuvo siempre una gran amistad.
Precisamente el cuadro que vemos es de los primeros años de ésta relación. Carus, siguiendo al que era ya su maestro, le acompañó a la isla de Rügen, en el Baltico, uno de los lugares preferidos de Friedrich, escribiendo después el libro Viaje a la isla de Rügen. Tras las huellas de Caspar David Friedric, donde ,según dice él mismo, recoge "ciertas visiones de la naturaleza cuyos efectos se inscribieron en mí para siempre". Allí, junto al maestro pomerano realizó algunos cuadros al aire libre verdaderamente románticos, como éste que incluímos titulado Noche de luna en Rügen. La pintura al aire libre en Alemania no era ya entonces algo inusual, algunas escuelas de pintura contaban ya con cátedras de paisaje en las que se instaba a los alumnos a que salieran al campo a pintar directamente la naturaleza. Carus no solo pintó de este modo en Rügel sino también en los Alpes suizos e italianos.
Este Valle de alta montaña que presentamos, del año 1822, cabe dentro de esta fase emocionante . En la naturaleza libre, como la de éste paisaje, Carus ofrece un espectáculo natural calmado y apaciguador, donde el artista se ve inmerso en una verdadera estructura formal resultado de una serie de fenómenos físicos que se han ido sucediendo y han desembocado finalmente en lo que vemos. Fenómenos como la formación y lento cambiar de las nubes, la erosión implacable de las rocas, el fogoso fluir del agua libre......en fín todo un cortejo de procesos que envuelven al espectador quién , a su vez, está también sometido a ellos, forma parte de este mundo natural. Carus hace que nos sintamos empequeñecidos dentro de estos grandiosos y cambiantes paisajes. Siguiendo a Friedrich y según estas ideas, introduce una diminuta figura humana con una caballería en medio de enormes farallones y a punto de verse envueltos por la niebla que se desliza montaña abajo.
De 1824 es su obra Alta montaña. En ella la fuerza de la naturaleza es excepcional, los ríos de hielo y nieve y el tormentoso relieve componen un mundo casi terrible, en el que cualquiera se sentiría empequeñecido pero ,al mismo tiempo, rebosante de una gran paz interior.
El año 1830 publicó sus Nueve cartas sobre la pintura del paisaje, con prólogo de Goethe, gran amigo suyo, pero ya en 1822, fecha de la obra que estamos viendo, había escrito varias de ellas. En ellas acuña el término pintura sobre la vida de la tierra, (earth-life painting ó , en alemán ,Erdlebenbild) en sustitución de paisaje. Después de lo que hemos visto en el párrafo anterior, el término está más que justificado. Finalmente traemos algunas otras obras del pintor que merece la pena que veais:
El Océano Ártico, cerca de Chamonix 1825 - 27
Memory of a Wooded Island in the Baltic Sea 1834-5
Estudio del bosque en Dresde
Fausto en la montaña 1821
Estudio Árbol en Hosterwitz 1837
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