viernes, 17 de febrero de 2017
pierre bonnard - el aseo-desnudo ante el espejo 1931
Bonnard indudablemente tuvo una modelo incuestionable, Marthe, su mujer,tal vez por ser la figura más a su alcance, tal vez por gusto. Lo cierto es que llevó a cabo casi cuatrocientas obras en las que aparece sola, las más, ó acompañada y en un alto porcentaje, desnuda. En la fecha de la realización de ésta obra, 1931, aún le quedaban 11 largos años de convivencia con ella, once años de convivencia casi constante y , en cierto modo, obligada, pués Marthe era una mujer de salud delicada. Una enfermedad de la piel muy incómoda que la producía grandes molestias fué poco a poco ganando terreno y su único alivio al parecer consistía en meterse en la bañera. Y el pintor llenaba sus lienzos con lo que tenía a mano y al mismo tiempo permanecía acompañando a su mujer, quién, con el tiempo, transformó esta necesidad física en un verdadero ritual y , no hay más que verlo, incluyó a su marido entre los elementos que lo daban forma.
Bonnard en este punto, como muchos otros pintores, idealizó la figura de Marthe paralizando su edad. Leer si quereis la entrada de éste blog en la exposición sobre Edward Hopper, sol de mañana, obra del año 1952, donde se habla de ésta misma benevolencia del famoso pintor estadounidense.
En mucho mayor grado nuestro artista juega con esta falsa pariencia cronológica y con ello lucha en cierto modo con la progresiva decrepitud de la enferma. En todas las figuras desnudas de Marthe que podemos encontrar, aparece la misma muchacha, en algunas casi una niña, un verdadero símbolo de la eterna juventud. Una de las páginas de la web en la que más obras y ,en concreto, más desnudos de la Boursin podeis encontrar es Pinterest. Visitarla y si es requisito, os aconsejo que os deis de alta en la página, es rápido y gratuito.
Pues bién, contemplando tantos desnudos de nuestra modelo vereis de lo que estoy hablando, es realmente asombroso verla pasar como una diosa eterna por esos largos diecisiete años. Bonnard a este respecto habla "del poder regenerador de la luz" como si los efectos luminosos de la pincelda mantuvieran intacto el cuerpo de la mujer y alargaran su juventud triunfante frente a la propia edad y sobre todo, frente a la dura enfermedad que le tocó sobrellevar.
Antes citamos a Hopper a propósito de ésta circunstancia pero habría que hablar también de Chagall y su eterna novia, Bella, sobrevolando los cielos, incluso después de su muerte, ó del propio Rubens con la eternamente jóven Isabela Brant, su primera mujer, siempre que la llevara a los lienzos representando a la Virgen María y no en los múltiples retratos en los que sí se puede apreciar el paso del tiempo.
La mayoría de los desnudos de Marthe de los que estamos hablando fueron realizados trás sus correspondientes bocetos ó, en muchos casos, auxiliándose de la fotografía, de la que era un ferviente y apasionado aficionado. El boceto fué para Bonnard esencial en el desarrollo de su obra y sus cuadernos de apuntes, que siempre le acompañaron, están repletos de ellos. Una gran exposición, solo de éstos, nos haría comprender hasta que punto fué como decimos. Tras la primera impresión, el boceto ó bocetos y a través de ellos, ya en el estudio, un profundo ejercicio de memoria y recreacción personal e íntima y tras concebir el nuevo objeto que va a ser, suma de sentimiento interior y recuerdos, todo se traslada al lienzo en forma de pinceladas puras y plenas de luz y color : la forma pasa a través del corazón y se esparce delicadamente en la obra de forma definitiva, Marthe ante el espejo. Fijaos en su piel, cuantos colores podeis observar y cuantas manchas conforman las diferentes zonas de luz y sombras; pasar vuestra mirada de abajo a arriba a través de su cuerpo y deleitaros con la disposición en que Bonnard ha ido aplicando el color conformado ese bellísimo y delicioso entramado.
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