Como continuación de la obra anterior, autorretrato de Toulouse-Lautrec 1893, traemos ésta de Pablo Picasso, muy posterior, pero llena de referencias de la del francés. Obedece al estilo caricaturizante picassiano heredado sin contemplaciones de éste y que se mantendría a lo largo de toda la obra del malagueño. Al igual que Lautrec, Picasso distorsiona las líneas de los contornos y sintetiza casi todo, en este caso, todo, desde el sombrero a las botas, tal y como hace Lautrec con el bombín, las barbas, !que simplicidad, ó el periódico. Especialmente Picasso, en la última fase de su carrera artística insistirá muy a menudo en éste tipo de figuras y retratos. En éste caso acomete, para llevar a cabo la pintura, un lienzo de nada menos que 145 x 114 cms, con lo que el resultado, al ver el cuadro, es impresionante, muy distinto a lo que percibiríamos si se tratara de una obra pequeña. En este sentido habría que hacer hincapié, y es solo una opinión personal, en la importancia que tiene el tamaño, !ojo, no se asusten!,.... en la pintura en general. ¿Os imaginais la famosa Rendición de Breda en un lienzo de, pongamos, 60x30 cms.?. Me direis, con toda la razón, que hay muchas pinturas maravillosas cuyo formato mas adecuado es pequeño, no hay más que irse al bodegón (véase en este mismo blog las exposiciónes):
- la belleza encerrada -museo del prado -21mayo-10noviembre2013
- bodegones flamencos y holandeses sXVII - F.Juan March -feb2013
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