lunes, 4 de noviembre de 2024

catharina backer - naturaleza muerta con flores - 1711


 no os asombra la delicadeza de este bello conjunto floral ?. Muchas veces en el arte y en la literatura, que se puede extender a cualquier obra salida de las manos del hombre, cosas pequeñas y breves pueden estar repletas de arte con mayúsculas. Para mi gusto, esta obra de Catharina Backer, lo éstá.

Se trata de una pintora por el mero gusto de serlo, llena de sensibilidad, pero, por suerte, sin la intranquilidad y el afán por la fama ó el beneficio económico que agobia a casi todos.

Catharina Backer, nacida en Amsterdam en 1689, era hija de un destacado abogado de la localidad, quien a su vez provenía de una muy ilustre familia. A sus 22 años casó con un activo coleccionista de arte, su primo hermano Allard de la Court. Como veis, estamos ante una artista del siglo XVIII inmersa en la más alta clase social del momento, nacida en una ciudad cada vez más próspera y relacionada por todos lados con el mundo del arte. 

Si muchas de las familias de este nivel valoraban la buena educación de sus hijas como algo esencial para su desenvolvimiento posterior en sociedad, en su sociedad, claro, en general las buenas formas, la danza, la educación en la mesa, el buen gusto en el vestir se consideraban suficientes cualidades y la educación artística, si exceptuamos la música, brillaba por su ausencia. Naturalmente, había excepciones y el caso de Catharina fué una de ellas, sus padres la introdujeron desde pequeña en el arte, la literatura y los idiomas e indujeron en ella al mismo tiempo el gusto por la lectura.

Además habia otra razón por la que sus padres volcaron su afán en la completa educación de su hija. Catharina, desde muy temprana edad era una niña melancólica en demasía. Su formación la impulsaría y sacaría de ese estado lánguido, como así fué. Recibió al mismo tiempo, junto con su hermano, clases de pintura y dibujo, y aunque no se sabe con certeza quienes fueron sus maestros, es muy posible que la pintora coetánea Rachel Ruysch, a quien encontraremos en la siguiente entrada de este blog, fuese uno de ellos. 

La colección de obras de arte que sus padres poseían, entre las que se encontraban numerosos retratos, paisajes y bodegones con flores, dos de ellos encargados a Rachel Ruysch, además de muchas muestras y láminas de historia natural, estaban a su disposición. Lo cierto es que Catharina comenzó copiando y pintando cuadros de naturaleza ó florales desde el primer momento : el Museo de Amsterdam posee un álbum suyo con 250 dibujos a lápiz, pastel, acuarela, gouache.....de entre 1706 y 1722, posiblemente como recopilación de los diez albunes que había llevado a cabo antes de 1911, año de su matrimonio, a los que añadiría dibujos  y bocetos posteriores. En el aparecen estudios de cabezas, manos, figuras desnudas, frutas y flores y copias de obras de algunos pintores y excepcionalmente escenas históricas y  originales suyas.

La galería de arte de los esposos Le Court - Backer, su propia casa en Leiden (Amsterdan), la más fecuentada de Amsterdam, acumuló tantas obras propias, a las que se fueron sumando las adquiridas por Allard de manera cada vez más gradual, que hubieron de cambiar de residencia.

A pesar de sus años de entusiasmo artístico, hay que puntualizar que Catharina fué, digamos, pintora solo en su juventud. Efectivamente, poco después de contraer matrimonio dejó de dibujar y pintar, alarmando a su padre por la posibilidad de una recaída de su  melancólico estado de ánimo. Pudo ser el dolor por la muerte de dos de sus hijos siendo aún muy pequeños, ó de su otra hija Sara con 33 años, a lo que se sumaría la incapacidad mental que se manifestó en su hijo Peter, lo que mermó su actividad artística. Otro duro golpe fué la muerte de su padre en 1731 y los problemas familiares que acarreó el reparto de su herencia.

No obstante se sabe que la pintora siguió manteniendo una gran actividad como coleccionista de arte y marchante y posiblemente salgan a la luz obras de este largo período. Murió el año 1766.



 

 

 

 

 

sábado, 2 de noviembre de 2024

mary beale - el joven baco - 1679

 Si hay pintores en los que en el desarrollo de su tarea artística la estrecha colaboración familiar ha sido definitiva, es el caso de Mary Beale, prestigiosa pintora inglesa, nacida en Marzo del año 1633 en el condado de Suffolk de padre rector, pintor aficionado y miembro del Gremio de Pintores Tintoreros londinense. También su marido, Charles Beale, con quién casó a sus 18 años, siendo comerciante de telas, era muy aficionado a la pintura, y de sus hijos, Bartolomé  fué pintor y posteriormente médico y  Charles dedicó su actividad principal a las miniaturas. 

Al lado de su padre pronto comenzó a destacar como pintora y la cercanía del pueblo de St Edmunds, donde trabajaban un grupo de buenos artistas, entre los que se encontraba el holandés Peter Lely, le dió alas para impulsar su carrera. Sir Peter Lely llegó a ser pintor de cámara del rey Carlos II de Inglaterra y excelso retratista de la alta nobleza. y acogió a Mary como su pupila, a quién admiraba, lo cual era recíproco, hasta tal punto que algunas de sus obras fueron auténticas copias de retratos hechos por éste pintor.

Lo cierto es que con apenas 20 años, ya casada y establecida en Londres, nuestra pintora era una verdadera retratista profesional. Hasta 1660 no le faltaron encargos cada vez desde estamentos más altos de la sociedad londinense, de forma que su taller fué pronto un centro de gran actividad artística donde su propio marido se convirtió en un verdadero estratega y organizador, desde el aprovisionamiento de materiales al registro y contabilidad de las obras, incluso ayudando a Mary, al igual que sus dos hijos, en muchas de ellas, haciéndose al mismo tiempo con un círculo selecto de amistades que propiciaba su cada vez más extendida fama.

Como dato curioso, al parecer, durante el año 1677, hubo de llevar a cabo nada menos que 83 encargos. Se cuenta que cobraba 5 libras por un retrato de cabeza y 10 de medio cuerpo, lo cual significaba un buen ingreso constante; en fín, este dato anecdótico nos da una idea del bienestar económico de la familia, bonanza que comenzó a decaer algunos años antes de 1680 al irse perdiendo poco a poco en la sociedad la moda del retrato y también  por los excesivos gastos  que conllevaba su vida de relación, cenas, desplazamientos ctr. Entre sus dos hijos, su marido y ella misma, trabajando conjuntamente y además tomando algunos estudiantes como alumnos en el estudio, consiguieron no obstante salir adelante.  

Murió en 1699 trabajando hasta el último día y está enterrada en la iglesia anglicana de Saint James en Trafalgar Square. Dejó un escrito titulado Observaciones, que se considera un verdadero tratado sobre técnica pictórica.

 


viernes, 1 de noviembre de 2024

francoise duparc - la vendedora de té - siglo XVIII

 

Esta entrada debería estar dedicada a todos los murcianos que me leáis, ya que nos encontramos ahora con una pintora española, nacida efectivamente en Murcia. Su padre, el escultor y arquitecto marsellés Antoine Duparc, sin duda atraído por la demanda de escultores y otros artistas que ésta ciudad requería en aquellos años de prosperidad que la benéfica administración del cardenal Belluga estaba transformándola, pasó de Marsella a Murcia el año 1718 y allí se casó con una española, Gabrielle Negrela, permaneciendo en la capital murciana hasta el año 1745. Ocho años después de su llegada nacería Francoise.

Antoine Duparc  tuvo una gran influencia sobre escultores españoles de los años posteriores a través de su estilo clásico y, posteriormente, barroco manierista. Solo en la provincia de Murcia se pueden contar más de 14 esculturas entre las que destaca Virgen del Carmen de Beniaján. Es muy posible que entre los asiduos al taller de Antoine se encontrara el joven Salzillo.

Francoise permaneció junto a sus padres hasta los 16 años y en este tiempo tuvo oportunidad de desarrollar las grandes facultades artísticas con que contó desde muy pequeña, dirigida por su propio padre y sus colegas del taller. Convencido éste de sus posibilidades, fué enviada al Taller que el pintor, ya consagrado, Jean-Baptiste van Loo,  regentaba en Aix-en-Provence , población cercana a Marsella, con el que permanecería hasta 1745. Allí nuestra pintora indudablemente mejoraría rápidamente su técnica pero poco influyó este pintor puramente rococó ni en su estilo ni en su temática. Francoise era ya artista de la siguiente etapa, una nueva generación, una nueva sensibilidad._

Pasó unos años en París, luego Londres donde hay constancia de que participó en las Exposiciones de  los años 1763 y 1766 y el año de 1771 vuelve a Marsella donde moriría siete años después. 

Poco más se sabe de su vida, pero menos aún de su obra. Gracias al inventario que figura en su testamento nos dice que llevó a cabo 41 obras de las cuales solo se han encontrado por ahora seis confirmadas, cuatro que se encuentran en el Museo de Bellas Artes de Marsella, donadas por ella misma, La vendedora de té, sin firma ni fecha, que estamos viendo y :

- Mujer mayor       

- Joven cosiendo          

- Hombre con un saco    

y además, en Melbourne:

- retrato de una anciana noble

y en el Museo Hyacinthe-Rigaud de Perpignan:

- cabeza de niña 

 todas sin firma ni fecha

Volviendo a nuestra vendedora, y fijándonos también en los cinco encantadores cuadros conocidos, hay que decir que son de una delicadeza y una austeridad deliciosos, representando gente sencilla, del pueblo, vestidos sin adornos ni ningún tipo de aderezo artificial, tal y como eran. Por otro lado el colorido es siempre suave y armónico y el gesto amable y la luz inunda con suavidad todas estas obras. Para mi gusto es la mejor de todas las pintoras de este siglo XVIII. 

Sus obras podrían recordar, especialmente por los tipos escogidos, a las de los hermanos Le Nain, casi de un siglo antes.