viernes, 1 de noviembre de 2024

francoise duparc - la vendedora de té - siglo XVIII

 

Esta entrada debería estar dedicada a todos los murcianos que me leáis, ya que nos encontramos ahora con una pintora española, nacida efectivamente en Murcia. Su padre, el escultor y arquitecto marsellés Antoine Duparc, sin duda atraído por la demanda de escultores y otros artistas que ésta ciudad requería en aquellos años de prosperidad que la benéfica administración del cardenal Belluga estaba transformándola, pasó de Marsella a Murcia el año 1718 y allí se casó con una española, Gabrielle Negrela, permaneciendo en la capital murciana hasta el año 1745. Ocho años después de su llegada nacería Francoise.

Antoine Duparc  tuvo una gran influencia sobre escultores españoles de los años posteriores a través de su estilo clásico y, posteriormente, barroco manierista. Solo en la provincia de Murcia se pueden contar más de 14 esculturas entre las que destaca Virgen del Carmen de Beniaján. Es muy posible que entre los asiduos al taller de Antoine se encontrara el joven Salzillo.

Francoise permaneció junto a sus padres hasta los 16 años y en este tiempo tuvo oportunidad de desarrollar las grandes facultades artísticas con que contó desde muy pequeña, dirigida por su propio padre y sus colegas del taller. Convencido éste de sus posibilidades, fué enviada al Taller que el pintor, ya consagrado, Jean-Baptiste van Loo,  regentaba en Aix-en-Provence , población cercana a Marsella, con el que permanecería hasta 1745. Allí nuestra pintora indudablemente mejoraría rápidamente su técnica pero poco influyó este pintor puramente rococó ni en su estilo ni en su temática. Francoise era ya artista de la siguiente etapa, una nueva generación, una nueva sensibilidad._

Pasó unos años en París, luego Londres donde hay constancia de que participó en las Exposiciones de  los años 1763 y 1766 y el año de 1771 vuelve a Marsella donde moriría siete años después. 

Poco más se sabe de su vida, pero menos aún de su obra. Gracias al inventario que figura en su testamento nos dice que llevó a cabo 41 obras de las cuales solo se han encontrado por ahora seis confirmadas, cuatro que se encuentran en el Museo de Bellas Artes de Marsella, donadas por ella misma, La vendedora de té, sin firma ni fecha, que estamos viendo y :

- Mujer mayor       

- Joven cosiendo          

- Hombre con un saco    

y además, en Melbourne:

- retrato de una anciana noble

y en el Museo Hyacinthe-Rigaud de Perpignan:

- cabeza de niña 

 todas sin firma ni fecha

Volviendo a nuestra vendedora, y fijándonos también en los cinco encantadores cuadros conocidos, hay que decir que son de una delicadeza y una austeridad deliciosos, representando gente sencilla, del pueblo, vestidos sin adornos ni ningún tipo de aderezo artificial, tal y como eran. Por otro lado el colorido es siempre suave y armónico y el gesto amable y la luz inunda con suavidad todas estas obras. Para mi gusto es la mejor de todas las pintoras de este siglo XVIII. 

Sus obras podrían recordar, especialmente por los tipos escogidos, a las de los hermanos Le Nain, casi de un siglo antes.

 

 


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