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jueves, 30 de enero de 2025

adelaida labille guiard - retrato de mujer - 1787

Otra pintora de gran talento artístico, moviéndose en las turbias y peligrosas aguas de los años de la Revolución francesa y tratando de abrise paso en la cerrada espesura del ambiente cultural de la época, excluyente e inestable. 

Con toda seguridad, en cualquier biografía de esta artista que caiga en vuestras manos, figurará en letras grandes su colega Élisabeth Vigée-Lebrun,  seis años menor que ella, pintora excelsa y retratista demandada por lo mejor de la elegante sociedad francesa y europea de finales del XVIII y  XIX.

Adelaida Labille nació en París en 11 de Abril de 1749, en el seno de una familia numerosa mantenida gracias a los ingresos que le reportaba una mercería en un barrio de la capital del Sena; una familia sin artistas ni pintores, pero, qué, reparando en sus tempranos dotes para la pintura, consiguieró que entrara como discípula de otro gran pintor, François-Elíe Vincent, y más tarde del hijo de éste Francois-André Vincent, con quién a la postre, bastantes años después, contraería matrimonio. Además de buenos retratistas, lo fueron de pintores de miniaturas.

En 1790, Vincent fue requerido por el mismísimo rey de Francia, Luis XVI, como su profesor particular de dibujo, circunstancia que debió necesariamnte de influir para que Adelaida fuese más tarde contratada por su tocaya María Adelaida, tía de este mismo Rey, como pintora a su servicio. Sirva de ejemplo este pequeño retrato de la princesa Isabel de Francia, hermana de éste.    

 Volvemos en este punto al paralelismo de nuestra pintora, que ya comentamos al comienzo de estos comentarios, con Elisabeth Vigée-Lebrun. El año 1783 ambas pintoras de un grupo de tres (algunos indican de cuatro), fueron admitidas como miembros de la Real Academia francesa de Pintura y Escultura, reportándolas buenos haberes y alojamiento en el Palacio del Louvre. Elisabeth pintaba ya entonces, era su pintora de cámara, para la Reina María Antonieta, como Adelaida, según dijimos, lo hacía para la tía de su marido, el Rey.  

La obra de ambas pintoras fué constantemente comparada, y aún cuando Elisabeth estuvo mucho tiempo considerada como la mejor pintora francesa del XVIII, hoy en día los estudiosos tienden en general a considerar a Adelaida una artista a la altura de la primera. Ambas también lucharon por la independencia y libertad de acción en sus carreras, especialmente Adelaida, a través de su trabajo como profesora de pintura, que impartía solo a muchachas jóvenes con ansias de friunfar, meta que algunas consiguieron, independizandose en talleres propios.

Un año antes de la toma de la Bastilla y comienzo de la Revolución, recibió un encargo del Conde de Provenza, hermano del Rey, y que más tarde sería Luis XVIII; se trataba de su retrato para incluirle en una gran obra, Recepción de un caballero de San Lázaro por el último Gran Maestre de la Orden.  Adelaida acabó la obra que hoy podeis contemplar en el Museo Nacional de la Legión de Honor de París. Pero pudo ser destruída, ó quizá quedar inacabada, ya que tras el cambio de régimen, las cosas empezaron a ponerse, si no peligrosas, si incómodas, exigiendo incluso la eliminación de obras que mostraban la ostentación de la realeza, y esto afectó a muchos artistas, entre ellos a Elisabeth Vigée-Lebrun, quién hubo de exilarse.

Adelaida sin embargo donó fondos al Estado y además comenzó  a hacer retratos de miembros destacados de éste, hasta trece personas, entre ellos el del mismísimo Robespierre, y quizá esto la salvó. Fueron expuestos en el Salón del año 1791. Cuando las medidas fueron subiendo de tono y se radicalizaron, la pintora abandonó para siempre las altas esferas. Falleció el año 1803.

 

 


 

 

 

 

 

pepe perlado en 16:59 No hay comentarios:
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domingo, 26 de enero de 2025

rachel ruysch - flores en un jarrón de cristal - 1690


 ver comentario sobre la obra: -frutas,flores, reptiles e insectos en la linde del bosque - 1716 de ésta misma autora

pepe perlado en 15:45 No hay comentarios:
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maria eleonore godefroid - madame de staël - 1818 - 1849


 

Una pintora que contó con la fortuna de recibir enseñanzas nada menos que del mejor pintor del neoclasicismo francés del período napoleónico, el barón Francois Gérard, a cuyo servicio entró como asistente en 1795; en su taller pronto llegó a colaborar en muchas de las obras del gran maestro, hasta el punto de encontrar todavía hoy dificultades a la hora de adjudicarlas. Maria Eleonore copió, no cabe duda, el estilo del maestro y su bellísima esencia se percibe en todas sus obras. He aquí un retrato de su mano llevado a cabo, según algunos, hacia 1835. (Fracoise Gerard).

Sus primeros pasos como artista les dió, sin embargo, en su casa paterna. En efecto, sus padres trabajaban para la realeza francesa de la época no solo como restauradores sino además actuando como verdaderos marchantes ocupados en la tarea de buscar y adquirir obras para sus colecciones, hasta el punto de trasladar su hogar al mismísimo palacio del Louvre, junto a la Corte. 

Hasta en diecinueve ocasiones Maria Eleonore presentó retratos en el Salón de París, quizá el acontecimiento artístico de más prestigio de la época, y en la que obtuvo dos medallas de oro. Con tan solo 17 años entró a formar parte como instructora en la Escuela de Bellas Artes que la primera dama de la reina María Antonieta, Jeanne Henriette Campan, había creado exclusivamente para mujeres de la nobleza asociadas al ámbito napoleónico. Estas relaciones y la actividad de sus propios padres entre lo más alto de la sociedad, amén del apoyo que suponía su amistad con el pintor Gerard, fueron suficientes para asegurarla una vida tranquila y productiva, sin los posibles sobresaltos que esos años de revolución podrían haberle acarreado.

Soltera y sin hijos, murió a los 71 años al parecer con problemas financieros. Es paradógico qué, a pesar de su gran producción, muchas de sus obras no es posible adjudicarlas a su mano con absoluta seguridad. Por ello esta artista ha pasado un poco de puntillas por la historia de la pintura, cuando, contemplando sus bellísimos retratos, nos encontramos con una mujer de enorme sensibilidad y talento. (p.e.: ver el retrato de Jeanne Henriette Campan con Pholoé , de 1807).

Volviendo ahora al retrato que vemos de Madame de Staël, ó Anne-Louise Germaine Necker, y comparándolo con el debido a Gerard de esta misma mujer, os llamará la atención la similitud casi total entre ambos. Hasta se puede afirmar que la discípulo copió directamente del maestro, solo se diferencian, eso sí, en el color de su vestimenta, vestido claro y mantón bajo el brazo granate del primero contra rojo y negro respectivamente del segundo, tocándose en ambos su cabeza con el muy de moda turbante oriental del que Madame era muy aficionada, y en otro detalle importante: el de éste último (Gerard) la mayoría de los estudiosos lo datan hacia 1817, año de la muerte de Madame de Staël, lo cual, casi con certeza, nos lleva a pensar dos cosas: que el cuadro de María Eleonore (1818 en adelante) es copia del de Gerard y, como veremos en el siguiente párrafo, que posiblemente éste último lo hizo a partir de esbozos y apuntes de la escritora que poseería en su estudio de muchos años atrás.

En efecto, Madame de Staël, notable escritora y filósofa francesa, comprometida con las ideas revolucionarias de la Francia de finales del XVIII y de vida sentimental agitada, evolucionó, a medida que los sucesos se precipitaban, hacia  una cada vez más abierta oposición al Régimen, hasta, finalmente, ser desterrada por el propio Napoleón, cuando rondaba los 35 años. Vivió casi todo su destierro en Suiza, en el castillo de Coppet, propiedad de su familia, y no volvería a París definitivamnte hasta 1815 ó 1816, con 49 ó 50 años, para la época, una mujer bastante madura. El rostro que vemos en ambos retratos parece más el de una Madame de Staël de sus años parisinos felices anteriores a su destierro que el de una mujer gastada por las contrariedades que retorna a su patria con casi 50 años. Lo dicho sobre los apuntes anteriores en los que se basara Gerard tiene sentido.

 

En el museo de Arte e Historia de Ginebra podemos además contemplar un cuadro de la famosa pintora francesa Elisabeth Louise Vigée Le Brun representando a Madame de Staël caracterizada como Corina, poeta lírica griega del siglo V a.C., llevado a cabo hacia 1807-1808; en el vemos una mujer algo mayor y algo más gruesa. (unos 41 años de edad)

Finalmente mostramos también, para acabar con este ya algo largo rastreo de obras relacionadas, otro retrato de nuestra Madame, la que se encuentra en la galería Tretjakow de Moscú debida al pintor ruso Wladimir Borowikowski del año 1812, seguramente llevada a cabo durante la breve estancia de Madame de Staël en Rusia, de camino a Inglaterra, durante esos años de forzosa peregrinación durante su destierro. Indudablemente aparenta perfectamente su edad en esta fecha, 46 años (nació en 1766).

 


pepe perlado en 15:29 No hay comentarios:
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jueves, 16 de enero de 2025

Rachel Ruysch - frutas, flores, reptiles e insectos en la linde del bosque - 1716

de manera similar a la pintora inglesa Mary Beale, que hemos presentado  ya anteriormente en esta misma Exposición de Maestras, aunque nacida 31 años después, Rachel Ruysch, holandesa oriunda de la Haya, se vió inmersa desde su cuna en un ambiente cultural y artístico decisivo para el desarrollo de su carrera como pintora destacada dentro de una sociedad en plena evolución.

En efecto, desde mediados del XVII y gran parte del XVIII, el crecimiento de la burguesía y el consiguiente progreso de las ciudades derivó en un desarrollo  urbano acelerado que, contrariamente, estimuló el gusto por lo natural, reflejado en la abundancia de jardines y zonas verdes. De ahí la valoración del paisaje como tema artístico independiente y la cada vez mayor dedicación por parte de la ciencia a los estudios científicos enfocados hacia la botánica y la zoología.

Pués bién, Rachel, hija de un anatomista y botánico, profesor en Amsterdam, aficionado a la pintura y colecionista exhaustivo de todo tipo de elementos que iba encontrando en la naturaleza, como conchas, minerales, animales, insectos y plantas, digamos que no vió otra cosa desde muy niña y, entusiasmada, comenzó en cuanto pudo a ayudar a su padre en estos menesteres al tiempo que iba creciendo su afición por el dibujo y la pintura. En este ambiente no es de extrañar que sus dos hermanas, Pieternel y Anna también se sintieran tocadas por esta magia; la primera llegó a adquirir una notable destreza pintando flores como no podía ser de otra manera y además se casó con Jan Munnicks, pintor destacado en este mismo tipo de obras en el Jardín Botánico de Amsterdam, y del mismo modo
Anna fué en sus primeros años pintora hasta su matrimonio con un comerciante de arte, momento en el que dejó esta actividad; sus obras, casi todas florales, son poco conocidas, pués generalmente no están firmadas y difíciles de constatar.

Entre los 15 y los 19 años Rachel entró en el taller del ya consagrado pintor Willem van Aelst, un artista holandés de magníficos bodegones y centros florales, y en el que nuestra artista fue desarrollando una finura y exquisited en las texturas y un sentido asombroso del equilibrio en la composición. 

Diez años más tarde contraía matrimonio con Juriaen Pool con el que tuvo diez hijos, que atendíó, cuidó y educó mientras siguió pintando hasta el final de su larga vida, a los 85 años de edad. Juriaen fué principalmente pintor de retratos. Os muestro este autoretrato en compañía de Raquel , del que no he podido encontrar su fecha de ejecución; no salen muy favorecidos, verdad?, por ello añado otro retrato de Rachel del pintor Godfried Schalcken, bastante más jóven y favorecida, que algunos autores lo fechan algo antes de 1706, es decir cuando la pintora tenía unos 42 años. Lo cual nos diría que el autorretrato de la pareja debió hacerlo Juriaen mucho después, con muchos más años.

Hacia 1708 el elector palatino Johann Wilhelm la llamó con el fín de incorporarla como pintor de corte en Düsseldorf al lado de otros pintores, y allí  permaneció ocho años. Del este período, 1710,  os traigo esta bellísima obra  bodegón con fruta, una cesta y lagarto, que refleja el grado de excelencia alcanzado ya por la artista. Ya de nuevo en Amsterdam, donde permanecería hasta el final de sus días, Rachel trabajó intensamente atendiendo los múltiples encargos por parte de lo mejor de la sociedad de esta ciudad. Son conocidas más de 200 obras de su mano y es sabido que estas llegaron a alcanzar precios muy considerables. Su fama llegó a extenderse por los principales países europeos y al morir no faltaron poetas que la elogiaron en sus versos. 

La obra que estamos viendo pertenece al Palacio Pitti de la ciudad de Florencia.

En esta página de la web podeis encontrar una gran selección de sus obras

 

 


 


pepe perlado en 4:53 No hay comentarios:
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