viernes, 7 de febrero de 2025

henriette browne - una cautiva griega - 1863

 en nuestro comentario sobre esta obra merece la pena que, además de presentar a la arista, nos permitais hablaros algo también de la "famosa" modelo que aquí aparece. Se trata de una tal María Pasqua Abruzzesi, una niña de siete años de edad cuando posó para Henriette, nacida en un pequeño pueblo al sur de Roma y en el seno de una familia de cuatro hijos, cuyos padres, sin muchos recursos, se trasladaban cada invierno al sórdido extraradio de la capital del Tiber en busca de un suplemento con que aumentarlos, suplemento que obtenían !trabajando como modelos para artistas¡, pues afortunadamente ambos, al parecer, eran dos tipos guapos. Tras el trabajo invernal en la ciudad, retornaban al campo para pasar el verano.

María acompañaba con frecuencia a sus padres a las sesiones y pronto a algunos de los artistas para los que posaban les llamó la atención la gracia y belleza infantil que de forma natural se desprendía de la pequeña. Así, padre e hija, ésta con seis años y por las buenas, tuvieron la valentía y el arrojo que se necesitaba para trasladarse de Roma a París en condiciones bastante precarias y con la esperanza de hacer de María el tema principal en la paleta de los mejores pintores parisinos.

Ese tema, ella misma, podría destacar entre muchos otros en un momento en el que estaba de moda la representacíon de niños y niñas adornados de las más diversas maneras pero siempre posando en escenarios y ambientes románticos. Afortunadamente, todo fué un completo éxito, como lo demuestran este retrato de pequeño tamaño de María, réplica del que presentó el pintor Charles Jalabert en el Salón parisino el año 1863, el llevado a cabo por Ernest Hebert que se conserva en el Museo Hebert de la Tronche  de Francia ó el del pintor Leon Bonnat del Instituto Munson-Williams de Utica (USA), de 1880.

Y, atención, aquí se acaba el prometedor futuro, al menos el artístico, de la pequeña. Una aristócrata francesa, nacida en Inglaterra, Helena, condesa de Noailles, embelesada por su candided y belleza, la compró a su padre adoptándola como hija, con la intención de que nunca más debería posar, debiendo ser educada según la doctrina de la Iglesia. Y así fué: María llevó en adelante una vida totalmente opuesta a aquella de su niñez, aquellos días felices entre el campo y la brillantez de la fama y el glamour del mundo artístico, en resumen una rara existencia bajo la batuta de la condesa, quién adolecía de un marcado carácter y una enfermiza obsesión por la limpieza, la higiene y la salud.; se dice que en su mansión, creyendo que el aliento de las vacas era muy beneficioso para la salud, dispuso varias de estas próximas a las ventanas de las estancias del piso inferior, para que el vapor de su respiración penetrase en el ambiente interior del aposento.  

Por fortuna, a la edad de 21 años conoció y se casó con el barón Philip Candler Shepheard, 20 años mayor que ella, con el que tuvo 4 hijos.

Hoy podemos verla representada en esta bella obra de la Tate Gallery  de Londres.

Ahora volvemos a nuestra pintora, Sophie Bouteiller, su verdadero nombre, quién adoptó como seudómino el nombre de su abuela materna, Henriette Browne, Había nacido el año 1829 en la ciudad de París hija de un conde con aficiones musicales y una madre cantante, quién puso gran empeño en la educación artística  de la futura Henriette, máxime cuando al enviudar a temprana edad sin estar en posesión del título de condesa, sus recursos insuficientes la obligaron a dar clases de música. De esta forma buscó la manera de encontrar entre el mundillo artístico de la ciudad alguien que alentara y se ocupara de la formación artística de la ya jovencita Sophie, y, primero con tutores en su misma casa, a partir de 1849 con el pintor y director teatral Emile Perrin y, finalmente, como alumna de la Escuela femenina que regentaba el ya consagrado pintor Charles Joshua Chaplin, a quién debe su aprendizaje en lo que a las proporciones y posturas del cuerpo se refiere, pronto fué convirtiéndose en una artista conocida y admirada.

Dos años después, además de contraer matrimonio  con Henry Jules de Saux, secretario nada menos que del ilustre político y embajador del príncipe francés Luis Napoleón, Alejandro José Colonna-Walewski,  presentaría sus primeros trabajos en el Salón de París, donde continuaría haciéndolo sucesivamente durante casi 25 años. Ni que decir tiene que Henriette, acompañando a su marido, tuvo la posibilidad de visitar gran cantidad de países, algunos de ellos como Argelia ó Turquía, influirían en el carácter un tanto orientalista de muchas de sus obras; al parecer tuvo la ocasión, muy difícil para un artista, de visitar un harén. Ejemplo de este tipo de trabajos son sus Visita a un harén de 1860 , una bella oriental de 1861 y campesina africana de 1867.

A partir de 1879, con 50 años, Henriette dejó prácticamente de pintar. Fallecería en París a la edad de 71 años. Pero todavía en 1894 sería nombrada miembro honorario de la ya prestigiosa Royal Institute of painters in water colours.



 


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