ver este grabado totalmente ampliado en la página del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, a quién agradecemos su colaboración.
Robert Henry, durante los años de aprendizaje de Hopper en Nueva York , siempre insistía en la conveniencia de salir a las calles de la ciudad y mirar con toda la curiosidad del mundo lo que hubiera en ellas para a continuación , ya en el estudio, ejecutar rápidos apuntes de memoria de todo lo captado. Posiblemente no habrá seguido ese consejo en esta escena tan al pié de la letra, me refiero al boceto del que partiría el grabado posterior que vemos, ya que es un verdadero prodigio de composición, estudiada hasta el extremo, casi un poco, diríamos, cinematográficamente. Es un grabado muy conocido ,pues llama la atención el punto de vista y casi tanto ó más el juego de luces y sombras, como la de esa farola, que se ensancha de manera imposible para llenar el hueco oscuro de la fachada de manera casi siniestra
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