Tambien conocido como la indolente, es uno de los primeros desnudos femeninos llevados a cabo por el pintor.
Seis años antes de la ejecución de esta obra, Bonnard, tuvo la suerte de encontrarse por pura casualidad, según se cuenta al ayudarla a cruzar una calle de París, con Marthe de Méligny qué a la sazón dijo tener 16 años. Ya no se separarían hasta la muerte de ésta en 1942. Aunque no era el estilo de la época, permanecieron solteros hasta 1925, ésto es 22 años, año en que contrajeron definitivamente matrimonio. Entonces Pierre supo que Marthe no solo tenía ocho años más sino que no se llamaba así, sino María Boursin; es decir, había ocultado su verdadera identidad y su edad real por alguna razón que nunca desveló. Trabajaba en París desde hacía poco cuando se conocieron y no mantenía ningún tipo de relación con familiar alguno, ni padres, ni hermanos...con nadie. No se sabe nada de su vida anterior.
María ó, si preferís, Martha, fué el eje de su vida, su musa, y, como iremos viendo, su modelo más exclusiva.
Casi con seguridad, es la mujer representada en ésta obra, que, como veis, es todo un cántico a la sexualidad y al más exquisito erotismo. Una musa representada en óleos, grabados, fotografías y hasta películas. Así, llevó a cabo un dibujo a lapiz y grafito para el libro de poemas de Paul Verlaine Parallélement, concretamente el que aparece en su página 100, para el que utilizó una fotografía tomada por el mismo; Bonnard, con su flamante Kodak, fotografió en muchas ocasiones a María en su apartamento parisino de la calle Douai.
De éste mismo cuadro, la indolente, se conocen un estudio previo de 1897-98 y una obra completa de 1898
Bonnard ilustró toda la obra mencionada de Verlaine, normalmente a base de impresiones color sanguina; una de ellas representa a María en una posición casi idéntica a la de la obra que estamos viendo, concretamente la que aparece ilustrando el poema titulado Seguidille. Aunque quizá no lo podais apreciar bién, el pintor cubrió parcialmente el sexo de María, puede que por tratarse de una publicación de larga tirada.
La indolente que estamos viendo no contiene ninguno de estos pequeños disimulos, mostrando una mujer en total intimidad, relajada y plena de vida, iluminada por una luz tardía que le da todavía mayor laxitud y placided. Bonnard juega con las líneas sinuosas en las rugosidades de las sábanas y en los contornos exhuberantes de su querida Martha, y, desde ese punto de vista alto, aplana los volúmenes y desdibuja otra vez los contornos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario