sábado, 16 de junio de 2012

Marc Chagall - la caída del ángel

                                  derch(raton)-vent nueva > +

una obra en la que estuvo trabajando, suponemos que no diariamente,  durante  nada menos que 24 años, desde 1923 hasta el 47, año además de la muerte de Bella, su esposa. Se sabe que el pintor fué añdiendo elementos , aunque la idea del tema , desde su comienzo, creemos que esta clara y a tono con los tiempos que corrían en Europa y el mundo entero. El proceso de elaboración de una obra de arte es muy diferente segun el tipo de la misma ,su intención, el cliente si lo hay, la época, el propio temperamento del autor y muchísimas otras variables, esto está claro, y pienso que casi todos los artistas consideran muchas de sus obras como eternamente inacabadas, o ,dicho de otro modo, consideran cualquier cosa salida de su mano como algo siempre abierto a ser retocado, modificado o incluso replanteado. Especialmente en la pintura al óleo, dada su versatilidad y su posibilidad de cambio, el no dar nunca por acabada una obra supone una enorme ventaja para la misma y permite al artista recrear continuamente lo ya hecho....un color nuevo aquí, una línea allá...esto no esta bién  y necesita mas fuerza......No hay más que contar con un  estudio de tamaño regular que permita tener al alcance de la vista y del pincel el mayor número de obras posible. Yo con frecuencia aprovecho el óleo sobrante en el pincel o la paleta para actuar sobre cuadros acabados y ya secos , tocando aquí y allá,  y puedo asegurar que todos van mejorando con cada toque, descubres muchísimos secretos del color y sobre todo aprendes con tus propios errores. Esto sin embargo ,es imposible hacerlo en la acuarela, mejor dicho, se puede hacer pero ,al revés que en el óleo , solo serviría para lo contrario, estropear cada vez más la pintura.
Perdonar que me extienda así en un tema técnico, pero tenía que decirlo : no existe una obra acabada mas que cuando se la quitan de algún modo de la vista al pintor.
 Aquí Chagall retocó, segun nos cuentan, para añadir figuras y cosas según le dictaba su estado, cambiante con los acontecimientos de su vida. La figura dominante es la el ángel que se precipita sobre la ciudad, seguramente su ciudad natal. De un rojo fuerte y con sus alas descompuestas es la imagen del Satán derribado por Dios que siembra el caos y el infierno en su caída, como la guerra y la persecución de su pueblo; a la izquierda un rabino, con gran expresión de terror, parece proteger la Torá del caos que se avecina. La catástrofe ha derribado en la esquina superior izquierda a uno de sus paisanos y ,en fín , aparecen aquí y allá elementos habituales de sus obras,como la madre y el hijo en la misma piel del ángel prometiendo la futura victoria de la vida sobre el horror y la desolación ,como la cabra , esta vez amarilla , indicando la fuerza del mundo natural, leche, carne, imágenes optimistas de Chagall, el violín , su música folklorica siempre presente, la figura de Jesús en la Cruz, sacrificado como lo estaba siendo su pueblo. Están  pues los tres elemnetos simbólicos de toda su obra : tradición judía, su Rusia querida y el Cristianismo.
Y están la tragedia y la desesperación  que dejan paso a la esperanza y la paz. En la noche negra y letal rasgada por el relámpago rojo del angel, vemos brillar la luna y el cirio iluminados y plenos. Todo un cántico a la esperanza y la fe en la vida y el amor. Quizá se trate del Chagall más auténtico de toda la exposición.


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