lunes, 23 de mayo de 2022

san pedro - annibale carracci / francesco albani


 esta pintura al fresco iba al lado derecho del frontal del altar, formando pareja con san Pablo a la izquierda, y entre ambos, presidiéndolo, san Diego de Alcalá presenta el hijo de Juan de Herrera a Jesús, cuadro al óleo de autor controvertido y que ,desde luego, no llega al nivel del resto de los frescos que decoraban la capilla.

San Pedro se atribuye por unanimidad a Albani, pintor boloñés, que colaboró, ya en Roma hacia 1600, en una de las más importantes obras de decoración, la del Palacio Farnese, a las órdenes de Carracci. Allí  ambos pintores con la ayuda de Agostino Carracci y Ludovico Carracci, hermano y primo de Annibale respectivamente, acometieron la tarea de pintar al fresco la gran bóveda de cañon del piso principal 

miércoles, 18 de mayo de 2022

curación de un jóven ciego - francesco albani


 

el año 1604 Carracci recibió del noble español Juan Enríquez Herrera el encargo de llevar a cabo la decoración y trabajos aplicables de la capilla de su propiedad en la iglesia de San Giacomo degli Spagnoli, en el mismo lugar que hoy ocupa la de Nuestra Señora del Sagrado Corazón en la plaza Navona de Roma.

La capilla en cuestión estaba dedicada al parecer al franciscano y santo Diego de Alcalá, objeto de culto y veneración por sus obras y por sus curaciones milagrosas; entre ellas, parece ser, estaban las del mismísimo infante don Carlos, hijo de Felipe II de España quién, como sabeis, a pesar del milagro, tuvo una vida corta y desdichada. Pero también intervino milagrosamente en la del propio hijo de Herrera. De ahí que los milagros de San Diego sean el principal motivo de los frescos que la decorarían y que vamos a ver ir siguiendo. 

Este que vemos estaba situado en uno de los muros laterales de la capilla y representa al santo con un recipiente de aceite en su mano izquierda mientras con su derecha pasa éste suavemente sobre los ojos del invidente. El fresco es atribuído casi con unanimidad a Albani de quién incluso se conservan dibujos preparatorios en el Museo Nacional de Estocolmo. 

jueves, 5 de mayo de 2022

annibali carracci - asunción de la Virgen -1604


Para mí la mejor obra que se expone en ésta exposicion sobre los frescos de la Capilla Herrera. Es el auténtico Carraci, sin ninguna otra intervención. Solo por verla merece la pena la visita: su sencillez, la suavidad de sus líneas y de sus tonos y la armonía del conjunto destacan de forma indiscutible sobre el resto de los frescos expuestos, aún siendo muchos de ellos bellísimos.   

francesco albani - los apóstoles alrededor del sepulcro vacío de la Virgen (detalle) -1604-5


 

el conjunto al que pertenece éste detalle, la Asunción de la Virgen, estaba situado sobre el arco de entrada de la capilla Herrera, por su exterior. Podemos ver a cuatro de los ocho o nueve apóstoles que Albani agrupa alrededor del sepulcro, ya vacío; el más jóven e imberbe será san Juan, como es tradicional, y el de la izquierda es sin duda san Pedro con el sudario entre sus manos y las llaves, según podeis ver en la entrada anterior de la Asunción; además su fisonomía se corresponde exactamente con el otro san Pedro que el mismo Albani llevó a cabo para uno de los lados del altar y que veremos en otra entrada.   

annibale carraci - francesco albani -la asunción de la Virgen - 1604


 

Esta exposición reune, por primera vez desde 1833, un conjunto de pintura mural de excepcional importancia y que puede considerarse el gran desconocido del catálogo de Annibale Carracci: los frescos que se conservan de la capilla de la familia de Juan Enríquez de Herrera en la iglesia de Santiago de los Españoles de Roma, que por entonces estaba situada en la Plaza Navona y que hoy ya no existe.La reciente restauración de los siete frescos conservados en el Prado y la colaboración del Museu Nacional d’Art de Catalunya y la Gallerie Nazionali di Arte Antica Palazzo Barberini de Roma han permitido el estudio, conocimiento y puesta en valor del conjunto.El extraordinario montaje de la exposición permitirá al visitante recorrer las diferentes alturas de la capilla y recrear su decoración.

En los primeros años del siglo XVII, Annibale Carracci (Bolonia, 1560 – Roma, 1609) se comprometió con Juan Enríquez de Herrera a pintar al fresco la capilla de su familia en la iglesia de Santiago de los Españoles de Roma. Carracci ideó todo el conjunto y llegó a ejecutar algunos frescos antes de que en 1605 sufriera una grave enfermedad que le apartó del proyecto, delegando la ejecución de las pinturas en Francesco Albani.

A pesar de que se trata del encargo más importante recibido por Carracci en el final de su carrera, estos frescos, que reproducen escenas de la vida de san Diego de Alcalá, franciscano andaluz fallecido en 1463, son prácticamente desconocidos en su conjunto para el gran público debido, entre otras circunstancias, a su dispersión.

El arranque de las pinturas de los muros de la capilla a causa del deterioro de la iglesia, provocó que, de los diecinueve fragmentos de pintura mural existentes, solo dieciséis llegaran a España (7 fragmentos se conservan en el Museo Nacional del Prado y 9 llegaron a la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi desde donde fueron depositados en el MNAC), y los tres restantes se depositaran en la iglesia romana de Santa María de Montserrat, donde no han podido ser localizados. Allí se trasladó también el cuadro del altar, donde hoy continúa.

El conjunto del Museo Nacional del Prado está formado por siete frescos. Los primeros son los cuatro trapecios que decoraban la bóveda de la capilla y que narran asuntos relativos a la vida del santo protagonista: San Diego recibe limosna, la Refacción milagrosa, San Diego salva al muchacho dormido en el horno y San Diego recibe el hábito franciscano. Además, el Prado posee tres de los óvalos que se situaban en las pechinas: San Lorenzo, San Francisco y Santiago el Mayor. Estas obras se exponen por primera vez después de su reciente restauración.La gran mayoría de éstas obras las presento en entradas sucesivas.

Esta que estamos viendo pertenece al Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) de Barcelona qué también almacena en sus fondos la Predicación de san Diego, la Curación de un joven ciego, la Aparición de san Diego en su sepulcro y el Milagro de las rosas así como el Padre Eterno, extraído del cierre semiesférico de la linterna y san Pedro y san Pablo, santos que flanqueaban el cuadro del altar en el muro testero de la capilla.

Carracci contó desde el inicio con la ayuda de uno de los pintores de su círculo, Francesco Albani (1578-1660), colaboración que se vio alterada a finales de 1604 o principios de 1605 por una grave enfermedad del maestro, que le impidió continuar su trabajo. A partir de entonces, fue Albani quien, bajo la supervisión de Carracci, se encargó de la dirección de la pintura.

En 1833, y como consecuencia del deterioro de la iglesia, se encomendó a Pellegrino Succi el arranque de los frescos. El escultor Antonio Solá dirigió toda la operación y, finalmente, en 1850, consiguió embarcar dieciséis pinturas en el puerto de Civitavecchia con dirección a Barcelona, donde permanecieron nueve de ellas, mientras que otras siete viajaron a Madrid. El cuadro del altar fue depositado en la iglesia de Montserrat de Roma, donde permanece. Desde entonces, es la primera vez que este conjunto se reúne.

Las pinturas al fresco se iniciaban habitualmente por la parte más alta, para evitar con ello que sucesivas intervenciones ensuciaran lo ya realizado. Es por ello por lo que, en el exterior de la capilla, Carracci y Albani comenzaron su trabajo por el fresco ubicado en el nivel superior, la Asunción de la Virgen, para continuar con los Apóstoles alrededor del sepulcro vacío de la Virgen.

Ocupado en la Asunción, Annibale sufrió una violenta enfermedad que le impidió continuar, razón por la cual el fresco de los apóstoles corrió a cargo de Albani, quien asumió a partir de ese momento la dirección del proyecto. Ambas pinturas son dos de las más bellas de todo el conjunto, y los Apóstoles alrededor del sepulcro es, además, la más colorista, quizás por su situación en el exterior de la capilla.

 (extraído del catálogo de la exposición editado por el Museo del Prado)