Ya conocimos a esta gran pintora francesa anteriormente en este mismo blog a propósito de su obra una cautiva griega del año 1863.
Aparte de la frecuencia en los que los temas de marcado carácter orientalista aparecían en sus obras, debemos añadir otra notable cualidad que a lo largo de su carrera supo llevar hasta un altísimo nivel: el realismo presente en todas las escenas, realismo extraído directamente de la observación directa de la vida circundante, no copiando, sino haciendo suyos gestos, aptitudes, movimientos y posturas corporales, luces y sombras, decorados.........y, principalmente, y esta es para mí la principal cualidad, sentimientos. Lo podemos apreciar en las siguientes obras:
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