domingo, 3 de noviembre de 2013

camile corot - la cascada de marmre en terni 1826



la famosa cascada de Marboré, que podemos contemplar en la pequeña ciudad de Terni, en la Umbría italiana, aparece en esta obra de Corot mucho más hermosa que en la realidad. Y no es que no lo sea, por supuesto es una de las bellezas naturales más visitadas de Italia, declarada Patrimonio de la Humanidad, pero aquí el pintor ha superado a la naturaleza, cosa que no es ni muchísimo menos infrecuente en la historia de la pintura.

-me parece que se está pasando un poco,¿no le parece?

-pues no crea; si fuese posible meternos en muchos de los paisajes pintados de lugares conocidos, creo que experimentaríamos un gozo ó al menos una  sensación grata fuera de lo común, irreal pero enormemente placentera. Hacer un esfuerzo imaginativo y tratar de veros dentro de éste mismo paisaje que aparece en el cuadro: penetraríamos en un mundo casi de ensueño, pleno de colorido, cálido y armonioso. Esa fué la intención de su autor y lo consiguió en casi todas sus obras.

Camille Corot nació en París en el seno de una familia bastante acomodada y hasta sus 26 años no se decidió a entregarse a su vocación, la pintura. Ya había recibido clases de Achille-Etna Michallon, paisajista y discípulo del gran David, quién le inculcó la pasión por la pintura al aire libre y la ejecución de bocetos previos tomados con rapidez in situ. Fué quizá la muerte de su hermana y el hecho de recibir por vía paterna una asignación anual de 1500 francos lo que le empujó a dar el paso definitivo; alquiló su propio estudio en París y comenzó a pintar los paisajes neoclásicos ó con representaciones mitológicas que eran de rigor en la época, pero, al mismo tiempo, influído por Constable y Turner, comenzó a hacer el otro paisaje, realista, natural, y espontáneo en plena naturaleza. En efecto, Corot fué el principal impulsor de la escuela de Barbizon de la que hemos hablado repetidas veces.


Siguiendo a muchos otros pintores franceses coetáneos, Corot marchó a Italia el año 1825 y permaneció allí hasta 1828. Esta fué la época más formativa de su carrera, como no podía ser de otro modo después de realizar allí en tan corto espacio de tiempo nada menos que 200 dibujos y 150 cuadros, todos ellos paisajes de aquella bella península. Si por una cosa se caracterizan éstos es por la perfección de su composición y estructura, herencia de su aprendizaje en París con Jean-Victor Bertin, y por su maravilloso color. Esta seriedad en la composición es lo que tiene de neoclásico, el resto es ya nuevo, un paso adelante en el tratamiento paisajístico. "El dibujo -decía Corot- es lo primero que hay que buscar. Seguidamente, los valores cromáticos. Éstos son los puntos de apoyo. Después el color y, finalmente, la ejecución".
Corot quedó fascinado por el sol meridional que doraba la campiña italiana, Narni, Rocca di Papa, Ariccia, Frascai, Marino, Cervara, Nemi, Civitella, Subiaco, Olevano, Cività –Castellana, Nápoles, Ischia, Capri y finalmente Venecia fueron lugares por los que pasó pintando en cuanto el tiempo se lo permitía.


 La cascada de Marboré es un salto artificial, obra de los romanos y que hoy se utiliza para fines hidraúlicos. Se alimenta del caudal del río Velino y en realidad constituye solo una parte pequeña del mismo. Está regulado,de forma que se desborda por la cascada a voluntad y en función de las exigencias del turismo y de la propia central hidraúlica, de manera que el punto álgido de su "actuación" es siempre el torrente brutal de la apertura, momento en que la concurrencia es por lo tanto mayor.

 

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