martes, 29 de diciembre de 2020

rafael de la torre y estefania - inclusero - 1901

 

 Otra situación dramática parecida a la del cuadro anterior se desarrolla en ésta escena de tren en la qué Rafael de la Torre, pintor granadino muy apegado a su gente y a su tierra, sitúa dos mujeres, la de más edad, provista de un cesto de alimentos da el pecho a un pequeño mientras la segunda mira la escena desde su rincón con rostro meditabundo. En apariencia es una escena costumbrista de lo más normal y muy en la línea del género que se imponía en estos años de primeros de siglo y que comenzaba a llenar,  aceptado y considerado, nuestras Exposiciones Nacionales. 

Sin embargo casi todos los estudiosos la vienen emparentando con una obra anterior, del año 1892, llevada a cabo por Sorolla y titulada !!otra Margarita!!, en la que en un vagón de tren similar, quizá algo mas lúgrube, aparece en primer plano una muchacha esposada y escoltada por dos guardias civiles con gesto apesumbrado y completo ademán de culpabilidad; el hecho de que el genial pintor valenciano haya titulado su obra de ésta manera, desentraña el sentido de la escena, ya que, como sabreis, en la primera parte del Fausto de Goethe, su amor, Margarita, ahoga a su hijo ilegítimo, y es condenada. Soroya toma ese nombre para la muchacha y la convierte en asesina de su propio hijo.

Rafael de la Torre puede en efecto haber hecho lo mismo en éste cuadro y presentar a la jóven abstraída en el terrible sentimiento de culpablidad que le reporta su crimen y que acrecienta la presencia de un bebé vivo y bién alimentado. 

Otros autores sin embargo ofrecen otra versión del significado de ésta obra, proponiendo que el propio título de !!inclusero!! aludiría a la nostalgia y tristeza de la chica al haber tenido que desprenderse de su propio hijo y darlo a la Inclusa por falta de medios, medios de los que sin duda dispone la otra mujer.

La obra recibió una tercera medalla en la Exposición Nacional de 1901. Del año 1895, y también tercera medalla en ese año, es su famoso luchar por la vida, en el que una modelo sentada y desnuda oculta su cara sollozante en gesto de arrepentimiento y aflicción, decepcionada de su trabajo, oficio que aún no estaba muy bién visto en la época.   

 

 

 

 

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