martes, 21 de mayo de 2013

josep renau berenguer - el comisario,nervio de nuestro ejército popular 1936



controvertido pintor y, sobre todo, cartelista y muralista, nacido en 1907, es un ejemplo, en su vida personal y artística, de autenticidad. Esta virtud normalmente compromete y enfrenta a su poseedor a la primera de cambio y así ocurrió con nuestro artista a lo largo de toda su vida. Comunista hasta la cepa, puso todas sus energías y dotes al servicio de una sociedad más justa, humana y solidaria y esta tensión la mantuvo hasta el final de sus días. Del mismo modo ,nunca cedió ante los imperativos y conveniencias presentes en el mercado artístico del pasado siglo. En suma, un soñador y un valiente.

El año de la fecha de este cartel, 1936, comienzo de la guerra civil española,  Renau ,afiliado al partido comunista español desde 6 años antes, entrega cuerpo y alma al servicio de la causa republicana y de la Nación, no solo como cartelista convincente y enormemente prolífico sino, por supuesto, llevando a cabo labores de responsabilidad y propaganda dentro del propio partido . Incluso editó con sus propios medios una revista, Nueva Cultura , que  se mantuvo entre los años 1935 y 1937 y en la que se apoyaba y fomentaba la unión y el trabajo de escritores y artistas proletarios. Así, entre sus colaboradores aparece gran  parte de la flor y nata de la intelectualidad de aquellos años : Picasso, Max Aub, Bergamín, Cernuda, María Zambrano, Gomez de la Serna, Altolaguirre........ 

Renau , como Director General de Bella Artes hasta 1938, fué el principal  artífice del traslado de la valiosísima colección del Prado hasta Valencia. Como comprendereis, hubo de exilarse con la caída del gobierno en 1939 y sacado casi a la fuerza de un campo de concentración en Francia, lugar de internamiento en el que nunca debería haber estado por su alto cargo en el Gobierno de España, pero que aceptó de buen grado fiel a sus principios solidarios. Vivió en Méjico y en Berlin oriental y, finalmente , en su Valencia natal y siempre fué , a pesar de todo, un incomprendido, tanto por los oponentes como por sus propios camaradas de partido : los inconvenientes de mantenerse contra viento y marea fiel a unos principios.

El cartel, ahora algo trasnochado, haría sin embargo llorar hoy todavía de emoción a aquellos que vivieron los años en que fué llevado a cabo y que comulgaban con las mismas ideas en que está inspirado.
La amenaza que se cernía sobre todo un pueblo en el que se habían despertado unos ideales de igualdad, progreso y solidaridad, hizo vibrar a toda una generación que, desgraciadamente, se vió obligada a tomar un camino ya muy usado e irracional : el de las armas. El cartel, en estas circunstancias, es un prodigio de fuerza, eficacia y significado, aún cuando, con seguridad, no gustaría lo más mínimo a la mayor parte del Ejército soportando a regañadientes la figura política y omnipotente del comisario comunista. Pero, dejemos aparte este detalle un tanto escabroso y, limitémosnos a su valor como objeto artístico : parece como si las bayonetas estuviesen dirigiéndose, vivas y firmes, al encuentro del mal en un ambiente bélico y tenebroso. Renau, que si creería en la figura catalizadora y directora del comisario, le hace formar parte de la fría cabalgata de acero que se alza con fé absoluta en un mundo mejor.

Para completar un poco éste recuerdo de su obra, traemos unos cuantos carteles más y varios de sus grandes murales :el primero, llamado por él Los usos pacíficos de la energía, situado en Halle-Saale, antigua Alemania del Este, al parecer en un edificio que fué sede de un establecimiento gubernamental, y estos otros,  el hombre dominador de las fuerzas naturales y la unidad de la clase obrera y la fundación de la República Democrática Alemana, situados en Halle-Neustadt en un edificio de diez plantas que posiblemente fué una residencia estudiantil.
Finalmente traemos algunos de sus magníficos fotomontajes .

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