La reciente restauración ha cambiado su apreciación, pues la gruesa capa
 de barniz oxidado que cubría la superficie impedía ver el espacio y la 
profundidad de la composición. Ahora el cuerpo del gallo no se recorta 
contra el fondo negro y liso, sino que queda suspendido de una cuerda 
sobre una mesa situada en el interior de un espacio arquitectónico, al 
fondo se percibe un arco, y envuelto en una vibrante atmósfera de 
amarillos y marrones. Está ejecutado con una gran perfección técnica y 
revela las dotes de dibujante del pintor, así como su facilidad para la 
representación de las texturas. El color está aplicado sobre una 
preparación roja clara, con una pincelada fluida que sugiere con 
asombrosa naturalidad la sensación de suavidad y blandura del plumaje 
del gallo. La luz entra por la izquierda desde una fuente situada fuera 
del cuadro e ilumina el cuerpo del ave, que de este modo queda 
transformado en un destello blanco y rojo que ilumina la penumbra 
circundante. El tratamiento formal y la simplicidad compositiva llevan a
 Robinson (1974) a fechar esta tabla a finales de la década de 1650. Se 
trata de uno de los escasos bodegones conservados de Gabriël Metsu. La 
imagen deriva del tipo de bodegón de aves de caza colgadas de una pata 
cultivado por Jan Baptist Weenix (1621-1659/1661) en Utrecht o por  
Elías Vonck (1605-1652), Matheus Bloem (activo 1643-1668). Quizá pudo 
servir de fuente de inspiración a  Willem van Aelst (1627-1683/1684) 
para el gallo blanco que figura en su bodegón Dos gallos colgados de una cuerda , firmada y fechada en 1681. En el catálogo de la exposición organizada en el Museo de Lakenhal en 1966, Gallo muerto
 aparece identificado con un cuadro procedente de la venta de la 
colección de Sandra Middelburgh, recogido por Hofstede de Groot, 
identificación que mantienen Robinson, Valdivieso y el propio Museo del 
Prado. Sin embargo, esto no parece plausible, puesto que el cuadro de la
 venta Middelburgh se titula Pájaros muertos. En 1727 figura en
 el Palacio Real de Aranjuez. Desde allí es enviado en 1827 ó 1828 al 
Museo del Prado. Queda recogido en el catálogo en 1843 (Texto extractado
 de Posada Kubissa, T.: Pintura holandesa en el Museo Nacional del Prado. Catálogo razonado, Museo Nacional del Prado, 2009, pp. 81-82). 
(extraído de la página oficial del Museo del Prado :  http://www.museodelprado.es/ )

 
 
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