martes, 26 de febrero de 2013

edward hopper - habitación de hotel 1931



el año 1927 la pareja se compró coche. Un Buick. Con él fueron felices. Se les abría a sus ojos todo el país y desde luego se puede decir que le sacaron un gran partido. Pintaban con mucha frecuencia desde su interior, quizá debido al carácter un tanto reservado del pintor, ó , por pura comodidad, principalmente con mal tiempo. No es fácil pintar cómodamente desde dentro de un coche, aunque sea un Buick americano de los años veinte. Lo sé por experiencia. Parece ser que él lo hacía desde el asiento de atrás, empujando hacia delante al máximo el delantero,dada la longitud de sus piernas, y Jo pintaba desde el suyo de acompañante. Jo nunca condujo, siempre fué acompañante. Ambos compartían una gran pasión por los viajes, por los nuevos escenarios y paisajes.
La Gran Depresión del año 1929 no lo fué para el matrimonio Hopper. Ya habían salido de su propia depresión económica hacía tiempo y ahora se manejaban en este sentido con cierto desahogo.  En 1931, año de la ejecución de este cuadro, tanto el Museo Whitney de Arte como el Museo Metropolitano adquirieron varios de sus obras a muy buén precio, está vez para el pintor. En total , el año 31, vendió 30 cuadros de los cuales 13 fueron acuarelas.

Sin embargo esta obra , sobre la que se ha escrito largo y tendido y ha dado lugar a multitud de opiniones diferentes sobre su significado, para mí sí es algo depresiva. Pero, repito, solo algo. Se trata de la representación de una situación de lo más corriente que puede existir : una mujer ha llegado a un hotel de viaje, ha dejado todo nada más entrar en la pequeña habitación, se ha quitado lo que nos quitaríamos todos en esas circunstancias, las primeras prendas que suelen ser las más incómodas y los zapatos, por supuesto, y , ya sin peso y liviana, se ha sentado sobre la misma cama, lugar mucho más directo que el sillón qué además está ocupado con prendas . O sea, que esto mismo pasará en el noventa por ciento de habitaciones de hotel a lo largo de éste ancho mundo, la cosa no tiene nada de particular.
Pero Hopper, sobre esta situación cotidiana, introduce cosas para intrigarnos y darla a ésta un pequeño giro hacia la soledad, y la tristeza, como venía siendo habitual. En primer lugar hace una habitación ,más que pequeña, mínima, y para ello dibuja en la parte izquierda la cara de un tabique azulado que nos induce a ver el comienzo de la estancia, digamos la puerta , en ese punto, con lo que ésta se reduce prácticamente al tamaño de la cama. En segundo lugar ilumina la escena desde arriba a la izquierda, y todos los objetos toman una luz y arrojan unas sombras frías y estáticas , especialmente sobre la espalda y el rostro de la chica. Además la postura de ésta , algo encorvada, nos induce a pensar negativamente . A la derecha, por otro lado, el sombrero, dejado descuidadamente sobre el mueble, ha quedado en una posición del todo inestable, lo que contribuye a dar cierta intranquilidad a todo el conjunto. Pasando a la ventana abierta, más que abrir y ensanchar la perspectiva, lo que hace, por su color y sus sensación de opacidad, es cercar todavía más a la protagonista y obligarnos a pensar en un contenido adverso de la carta que en esos momentos lee.
Situaciones como ésta, aludiendo a la soledad y también a la rutina del viajero, son , como sabeis muy frecuentes en la obra de Hopper. El año anterior había pintado una de sus obras más conocidas Mañana de domingo temprano, qué fué una de las adquiridas por el Museo Whitney, anteriormente citadas. Por el diario de Jo sabemos que fué ella misma quién posó para este cuadro y que la carta que lee es simplemente un horario de trenes, por lo que pudiera ser que esté , al contrario de lo que decíamos anteriormente, a punto de acabarse de vestir y , con el equipaje ya listo en el suelo, salir rápidamente para la estación.

jueves, 21 de febrero de 2013

edward hopper - casa junto a la vía del tren 1925



quizás uno de los más famosos y más significativos cuadros de ésta época .El año anterior al de la creación de éste cuadro, Hopper ,cada vez más conocido y admirado , había mostrado sus grabados , todos de los años inmediatamente anteriores, como ya habíamos dicho anteriormente, en el Museo de los Angeles, en el Instituto de Arte de Chicago, en el Museo Brookling y en el el Whitney Studio. El verano de ese año , los Hopper viajaron desde Julio a finales de Septiembre hasta Nuevo México y Colorado, pasando por Chicago y las cataratas del Niágara. Sin embargo la desnuded del paisaje de esta parte de Estados Unidos y su salvaje naturaleza no fueron para el pintor aparentemente una fecunda fuente de inspiración. Como hemos visto prefirió introducir en sus obras ranchos , cabañas, casas y , desde luego , el ferrocarril. De éste año es su famosa acuarela D.&R.G.Locomotive  que hacía el servicio en la línea de Denver y Río Grande.  Esta casa pudiera ser cualquiera de las que hemos visto copiadas por el pintor en la ciudad de Gloucester y en muchas otras, e incluso cuando se le preguntó a su mujer , Jo, por su existencia real y su localización, acabó diciendo que podría haber salido de la imaginación de su marido, quién había visto y dibujado , cosa totalmente cierta, gran cantidad de ellas. Pero , sin embargo, la que nos ocupa tiene algo diferente, se percibe un extraño misterio.
De entrada, en efecto, la casa no está ubicada en ningún lugar concreto, a diferencia de la mayor parte de las que pintó. Está en medio de la naturaleza desértica, solitaria , abandonada y de espaldas al progreso a pesar de ver pasar el moderno tren de vapor a escasos metros de su fachada. Y está repleta de nostalgia, ¿de París una vez más?. Bueno, es una casa victoriana perteneciente a la adolescencia y la  juventud del pintor, pero decididamente es ya agua pasada, con sus cubiertas en mansarda, casi exageradamente amaneradas, sus ventanas y buhardillas y sus grandes aleros que conforman un edificio diseñado un poco a propósito, un edificio casi irreal. Para colmo le adjudica tres hermosas chimeneas rojas que son toda una declaración.
 Por eso no deberíamos desechar totalmente lo de la nostalgia parisina ; téngase en cuenta que el francés fué un idioma muy frecuentado por los Hopper en muchas de sus manifestaciones románticas usadas en dibujos e ilustraciones, a pesar de que nunca volvieron a Europa y aunque su viajar fué constante ,solo lo fué por su querido y enorme país. En la Navidad de 1923 le dibujó a su mujer una tarjeta en la que ambos aparecen reclinados frente a un gran ventanal en el que se ve, bajo la luna llena, la silueta clarísima de Notre Dame de París y que contiene en su parte inferior seis versos en francés del poema La Lune Blanche que Paul Verlaine compuso para su prometida.

La imagen de ésta casa puede recordaros algunas de las mansiones que aparecen en algunas películas. Bién , sin ser, a mi entender, demasiado definitiva la relación que pueda haber entre algunos directores de cine y la obra de Hopper, sí es cierto que, ésta y otras de sus obras contienen elementos que recuerdan otros de algunas películas conocidas. Por supuesto el primer cineasta al que se podría aplicar esta coincidencia, voluntaria o no, sería el gran Alfred Hitchcock. A todos nos recuerda casa junto a la vía del tren la casa de Bates y su imaginada madre en la película Psicosis. No creo que Hitchcock buscase una casa parecida para llevarla al film, pero desde luego nos puso una tan pasada, solitaria y nostálgica y sobre todo tan llena de misterio como la del pintor; y , además sí que se parecen. Para otros, la escuela que aparece en la película del mismo autor Los pájaros tiene ese mismo carácter, esta vez quizá por encontrase apartada del pueblo, en un alto y expuesta a la voracidad de las enloquecidas aves , mientras que otros piensan en la película de Rebeca y su aplastante mansión. A mí también me recuerda el rancho que aparece en la película de George Stevens, Gigante, también impresionante en su soledad y aislamiento, como tantos habría en el inmenso estado de Texas de aquellos años.

edward hopper - dos en el patio de butacas 1927



los años que van  de 1923 a 1927 fueron años de asentamiento definitivo del artista tanto en su arte como en su estado familiar y económico. Durante una estancia veraniega en Gloucester el primero de estos años, Hopper se re-encuentra por segunda vez con una vieja conocida de la escuela neoyorquina de años atrás,  con la que ya había coincidido en Ugunquit en la misma pensión en 1914, Josephine Nivison, y un año después se casa con ella . Jo, como se la llama habitualmente,es , no olvidemos, sobre todo una artista, que en un principio, y quizá siempre, empuja a Hopper y le ayuda a abrirse paso en el ya difícil mundo artístico americano. Es sobre todo una acuarelista excelente y también gran pintora que siempre acompañará al pintor en  todos sus desplazamientos y que se prestará como modelo en muchísimas de sus obras más conocidas. Muchos dicen que aparece en este cuadro como la dama que acompaña al excesivamente puntual caballero que vemos, y por tanto que éste puede ser el mismo Hopper, pero estos detalles, nunca necesarios ni importantes en las obras de arte, quedan en la mayoría de los casos por probar.
Lo que si tiene su razón de ser es ésta alusión al teatro. Otra vez nos trae de muy buen grado una escena teatral , congelando un instante mas bién raro ó poco frecuente. La mayoría de los pintores en este mismo tema habrían llenado ó casi llenado la sala, al fín y al cabo un teatro lleno es sinónimo de espectáculo, arte y éxito, es un verdadero acontecimiento social y cultural de primera fila. Todo lo contrario es un espectáculo triste y cargado de fracaso. Hopper se ha esmerado en presentarnos el segundo caso y , además, como va siendo habitual en casi todas sus obras con personajes, estos son perfectamente herméticos y no tienen la menor intención de agradar o comunicarse . Comprendo que ignoren a la dama del palco , pero entre la supuesta pareja la frialdad es total. Volviendo al teatro, el matrimonio Hopper fué muy aficionado a éste espectáculo y también ya al cine, no en vano se vivía en el país, y sobre todo en Nueva York una verdadera explosión teatral, con más de 250 espectáculos teatrales por temporada en Broadway. Precisamente   sobre el tema del cine, traigo este bellísimo cuadro titulado New York movie, muy posterior, ya del año 1939.
Volviendo a nuestra obra, Hopper sitúa aquí al espectador en un magnífico lugar del patio de butacas dejándole que se asome a este momento tan apacible. Por otro lado el juego de bellísimas curvas que definen palcos, escenario, butacas y mamparos , el detalle de los objetos y ,sobre todo, el tono dorado-anaranjado que envuelve todo, desde los peinados de las damas hasta las molduras de los palcos pasando por la única sombra existente, la  arrojada por el cortinón sobre las paredes separadoras , todo da a la excena una grandiosidad y elegancia dignas del más selecto de los anfiteatros.

edward hopper - torres de S.Francis, Stª Fé 1925



otra preciosa acuarela de estos años, donde una vez más hace al sol y a su luz protagonista de la escena, Tampoco falta el poste de la luz ó del telégrafo y aprovecha una vez más su sombra arrojada para proyectarla con soltura sobre el conjunto urbano. Frente a la arquitectura vertical y ecléctica de las torres opone la horizontalidad y simplicidad de estructuras planas modernas y austeras, sin asomo de adorno o complejidad alguna, un aglomerado de modestas paredes y tapias de barriada. El contraste entre ambas , que acentúa con el color cálido de los ocres de las primeras, es la clave de esta bellísima composición.
La iglesia de San Francisco de Assis de la ciudad de Santa Fé, en el estado de Nuevo Mexico, una iglesia de estilo ecléctico construída en 1878,  empleando estilos arquitectónicos pasados, pero de cierta gracia al menos en sus torres, es famosa por alojar dentro la Capilla de Loreto donde se encuentra su famosa escalera en espiral.  -Oiga, famosa ¿porqué?- Pues por considerarse en cierto modo un milagro su propia existencia y su equilibrio estático. -Explíquese, porque....-. Posiblemente la rapidez de su construcción  en un plazo relativamente corto, gracias al empleo de materiales prefabricados y al uso de elementos de sujección de avanzada tecnología, al estilo de la torre Eifel francesa, y el no existir documentación alguna sobre su ejecucción, sorprendió a los habitantes de Santa Fé, hasta tal punto que se empezó a hablar de milagro y esta referencia a lo sobrenatural se extendió a su propio equilibrio como estructura, sin duda en cuanto pudieron contemplarla, pues, podeis verla, es , al menos aparentemente, un reto a la mecánica clásica. Más aún , la barandilla, el pasamanos, se puso bastante más tarde, por lo que el efecto de puro milagro qué esa espiral casi sin apoyos hacia los cielos produciría, debió ser contundente en la mente de los parroquianos.

Ese año , todas en Santa Fé, Hopper pintó, ya liberado definitivamente de sus encargos y contratos como ilustrador y también, qué lástima, como grabador, siete nuevas acuarelas que entregó enseguida a Rehn para su venta. También de ese mismo año es skyline near Washington square, acuarela sobria y muy representativa del espíritu que poco a poco iba caracterizando ya casi todas sus obras. Fué llamada durante un tiempo, Autorretrato, aludiendo quizá a la talla física del propio Hopper , pero podría también haberse referido a su carácter y estilo de trato.

viernes, 15 de febrero de 2013

edward hopper - casa en la orilla 1924


el  año 1923 Hopper comienza a hacer acuarelas. Ese año  recibió el primer reconocimiento a su obra : el premio Logan que otorgaba la Sociedad de Grabadores de Chicago, ya un verdadero espaldarazo a todo lo que hasta entonces había salido de sus manos en este género. Pero, más aún , un año después llevó a cabo con enorme éxito su primera exposición de 11 acuarelas en el Brookling Museum de Nueva York, situado en  la calle Eastern Pkw. Todas ellas llevadas a cabo en la localidad de Gloucester, ciudad muy frecuentada en los veranos por gente de toda Nueva Inglaterra. Con una de ellas,Mansard roof , se quedó el propio Museo por la suma de 100 dólares. Merece la pena que veais estas y otras muchas imágenes de este tipo de edificaciones representadas por el pintor durante estos años y después. Parece una obsesión, pues son incontables, pero tienen un denominador común :  se percibe en casi todas un cierto recuerdo de los tejados en mansarda parisinos con sus grandes aleros y claraboyas, eso sí, llenos de luz y generando sobre el propio edificio hermosas sombras bién significativas. Otras son claramente americanas tanto perteneciendo al mundo rural como al urbano, pero no dejan de tener también sus boardillas sobresalientes y sus cubiertas abruptamente inclinadas.
  Pero mejor, verlas en ésta excelente página : EDWARD HOPPER ALL AROUND GLOUCESTER MA .


Fué en realidad la que después sería su mujer ,  Jo, (Josephine), Nivison, quién le aconsejó comenzar a pintar con acuarelas durante el veraneo en la mencionada ciudad de Gloucester. Lo cierto es que las acuarelas llevadas a cabo en los veranos de 1923 y 1924 comenzaron a hacer famoso a Hopper . En la exposición de la galería   Frank K. M. Rehn ya vendió la totalidad de las obras expuestas , dieciseis. Frank ya no le abandonaría como galerista en toda su vida.  Ese mismo año, 1924 toma parte en la Anual Exhibition de la Pennsylvania Academy of Fine Arts de Filadelfia,  en la Fourth International Water Color Exhibition del Art Institute of Chicago, y en el Annual Members Exhibition del Whitney Studio Club. Como veis un año repleto de exposiciones. Y aquí , Hopper abandona definitivamente su trabajo como ilustrador que sin embargo le había dado de comer en los años difíciles, años qué, definitivamente, quedan atrás para siempre.

A continuación incluimos unas cuantas acuarelas verdaderamente buenas y delicadísimas , tan buenas como la que nos ocupa :
  
                                      








 




 

                                               











martes, 5 de febrero de 2013

edward hopper - railroad crossing 1923


ver este grabado totalmente ampliado en la página del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, a quién agradecemos su colaboración.

Durante su estancia en la Escuela de Arte Hopper , bajo la tutela artística de Robert Henri, compartió las clases con futuros excelentes grabadores, con los que tendría una gran relación, como John Sloan y George Bellows. Precisamente con el primero de éstos trabajó, en la revista de corte socialista The New Masses, cuando ya Sloan era un consumado grabador y estaba al frente del departamento de arte de la misma, entre 1910 y 1914. Un año después comenzó a hacer grabados por su cuenta e incluso llegó a adquirir una prensa de forma que entre los años 1915 y 1928 llevó a cabo más de 40 que le reportaron dinero comenzando ,por fín, a ser reconocido y valorado.

edward hopper - lonely house 1923


ver este grabado totalmente ampliado en la página del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, a quién agradecemos su colaboración.

 en los grabados de Hopper de ésta época, ya aparecen claramente perfilados algunos de los principales elementos que posteriormente configurarán toda su obra :

-figuras solitarias y normalmente aisladas
-calles vacías
-gran contraste entre las zonas iluminadas y las oscuras
-la acción de la luz del sol sobre los elementos arquitectónicos

más que la arquitectura en sí, a Hopper le va interesando más extraer un edificio concreto, aislarlo, y someterlo a un baño de suave y cálida luz solar . Aquí, unas niñas se arriman a la fachada caldeada para jugar, son niñas que pertenecen al edificio, el cual permanece inmutable al borde, desde luego, de una vía de transporte , calle ó carretera, como si hubiese crecido ahí, sin pertenecer a población ó congregación urbana alguna. Si hay vida dentro ó no, no es importante 


edward hopper - the railroad 1922


ver este grabado totalmente ampliado en la página del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, a quién agradecemos su colaboración.

 el año 1920 expuso de forma individual en el Whitney Studio Club 16 óleos de su época de París, pero no vendió una sola obra. Empezaba a dudar y a perder la esperanza de poder vivir enteramente del arte, aún cuando dos años antes había recibido un premio por una de sus ilustraciomes, Smash the Hun  . El grabado y la acuarela vinieron a echarle una mano en un momento bastante crucial.

Magnífica composición la de éste grabado, en la que de nuevo entran todos los elementos característicos mencionados : figura solitaria, edificios al sol, fuerte contraste..... todos ellos formando parte de una escena de paisaje solitario y rural tocado por la civilización y el progreso que llega : el ferrocarril y el telégrafo, con sus postes ligeramente inclinados para llenar el hueco superior derecho vacío, que quedaría desequilibrado y además para dinamizar toda la composición qué, con siendo éstos verticales y totalmente rectos, sería excesivamente geométrica y fría.

edward hopper - night shadows 1921


ver este grabado totalmente ampliado en la página del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, a quién agradecemos su colaboración.

 Robert Henry, durante los años de aprendizaje de Hopper en Nueva York , siempre insistía en la conveniencia de  salir a las calles de la ciudad y mirar con toda la curiosidad del mundo lo que hubiera en ellas para a continuación , ya en el estudio, ejecutar rápidos apuntes de memoria de todo lo captado. Posiblemente no habrá seguido ese consejo en esta escena tan al pié de la letra, me refiero al boceto del que partiría el grabado posterior que vemos, ya que es un verdadero prodigio de composición, estudiada hasta el extremo, casi un poco, diríamos, cinematográficamente. Es un grabado muy conocido ,pues llama la atención el punto de vista y casi tanto ó más el juego de luces y sombras, como la de esa farola, que se ensancha de manera imposible para llenar el hueco oscuro de la fachada de manera casi siniestra 

edward hopper - evening wind 1920


ver este grabado totalmente ampliado en la página del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, a quién agradecemos su colaboración.

uno de sus más famosos grabados, lo cual es natural. La belleza de la escena es indiscutible y tiene la capacidad de hacernos sentir inmediatamente lo que estará  sintiendo la muchacha .La brisa de la tarde acariciando suavemente toda la piel de tu cuerpo dentro de una estrecha habitación abierta a la luz y al exterior . No se puede representar mejor la intimidad ni esa sensación tan placentera que todos hemos experimentado con seguridad más de una vez. Y la brisa, desde luego, de la tarde, aunque podría ser la nocturna, pero, como decía aquél, ese es otro hermoso tema . John Sloan tiene un grabado, también muy conocido, algo similar titulado Apagando la luz de 1905, pero éste es cerrado y referido a la inmediata acción que se insinua.  En el nuestro, la chica está simplemente ensimismada en el placer que le reporta  la luz, el viento y , en fín, las propias ganas de vivir entrando a raudales desde el exterior. Para mí este grabado, resultado de un boceto previo existente, es de lo mejor de Hopper, mejor todavía que el que sigue a continuación.

edward hopper - Night on the El Train 1918



ver este grabado totalmente ampliado en la página del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, a quién agradecemos su colaboración.

tiene otro grabado,  House tops, del mismo tema y de 1921, pero mucho más cotidiano y ni mucho menos tan sugerente. Este que traemos nos muestra a un Hopper habilísimo en el dibujo y modelado de las figuras , llenas de realismo y movimiento. La intimidad de la escena, en ese último tren vacío perdido en la noche de la gran ciudad, vuelve a acaparar nuestra atención y nos absorbe dentro de su misterio.

Los años de principios del pasado siglo en Estados Unidos fueron fecundísimos en lo que a excelentes grabadores se refiere . A continuación incluimos la siguiente presentación sobre algunos de sus grabados más significativos. Espero que os gusten. Pertenecen todos ellos a la Wetmore Print Collection del Connecticut College a quién agradecemos la disposición de su estupenda página.

coleccion grabados USA Wetmore

                                     
                                      Grabados usa wetmore print collection from Jose Santiago Jimeno

edward hopper - ilustraciones

                                      
                                                  Hopper ilustraciones from Jose Santiago Jimeno

 Hopper fué también un consumado ilustrador, oficio que desempeñó más o menos intensamente entre 1906 y 1924 , es decir desde que salió de la Escuela de Arte de Nueva York hasta que empezó a sonreirle la fortuna.
Traemos esta presentación de sus cubiertas para dos revistas de la época : Hotel Management y Morse Dial . Son todas del período que va desde 1919 y 1924 , momento un tanto difícil económicamente en la vida de Hopper, que le obligó a ganarse la vida casi exclusivamente de este modo.

La Morse Dry Dock and Repair Company era ya en estas fechas la mas grande compañía de reparación y reacondicionamiento de barcos de todo Nueva York y poseía unas enormes instalaciones de dique seco en el puerto. Tenía como vemos su propia revista, muy importante en el mundo naval y financiero puesto que por otro lado la empresa se ocupaba de mantener en servicio la mayoría de la flota naval comercial y de recreo de la que eran propietarias las clases adineradas de Nueva Inglaterra.



lunes, 4 de febrero de 2013

edward hopper - soir bleu . 1914



de pronto algo diferente en un momento crucial en su carrera de artista. Este es de los cuadros que llaman rápidamente la atención, primero por sus dimensiones, algo inusuales en Hopper, redondeando tiene 90 x 183 cms, y segundo por su significado : ¿que nos quiere transmitir?. ó quizas mejor, ¿que quiso transmitir a la sociedad artística de 1914, allá en Nueva York aunque el cuadro , parece ser que lo pintó en París ?. Hay que tener en cuenta que en estos momentos Hopper tenía en su corazón sus estancias en la capital francesa y aunque en ningún modo se puede decir que había sido seducido por el cubismo, el post-impresionismo o cualquiera de los movimientos vanguardísticos en boga en la Europa de los años previos a la Gran Guerra, si es perfectamente posible que en sus oidos y en todo su espíritu de pintor sonarían con fuerza las experiencias vividas. Tras su última participación en el Armory Show, parece que quiere significarse dando un paso atrás en su integración en los movimientos artísticos puramente norteamericanos. En efecto, el cuadro es totalmente parisino, una mezcla de Renoir y Degas, no tiene nada de lo que ya impregnaba alguna de sus obras anteriores , como por ejemplo carretera en Maine de ese mismo año, obra en la que se intuye ya lo que va a ser la tónica general de muchas de sus obras : el ambiente de progreso y cambio acelerado de vida que caracteriza la energica sociedad americana de la primera mitad del siglo XX.
Aquí parece que se ha parado el tiempo en un tranquilo y apacible atardecer de cualquier bar de París y ha arrastrado a Hopper hacia esa orilla.....¿para el resto de su obra ?. Hoy sabemos que no fué así, pero esta iniciativa algo enigmática nos ha dejado , afortunadamente ,uno de los cuadros mas maravillosos de la pintura norteamericana del siglo XX. 


Sobre él se han escrito ríos de tinta en opiniones y explicaciones de todas clases. Todas ellas ,sin embargo,coinciden en recalcar la falta de comunicación que existe entre todos los personajes, fríos, aislados cada uno en sus pensamientos, sin ningún ápice de interés por el de al lado. Quién es cada uno , ó qué representa, creo que lo ha dejado el pintor para que cada cual lo descubramos según nuestro estado de ánimo y nuestro espíritu. Tampoco tiene que ser forzosamente un tema con una simbología complicada y lleno de segundas lecturas. Puede ser una sencilla escena de época con personajes corrientes extraídos de la misma sin ninguna intención verdaderamente clara. El mismo puede ser el payaso ó no. He leído que la figura del clown podría ser un homenage al famoso Gilles de  Watteau de 1718, del que Hopper fué un asiduo visitante y admirador en el Louvre, lo cual es perfectamente posible. Desde luego se trata de una figura que destaca por su blanquísimo atuendo y por su tristeza y humanidad. El mundo del arte está lleno de estos clowns pués son la mejor imagen de la contradicción: alegría-tristeza, ficción-realidad. Gracias al magnífico blog Weimar, traigo esta página con algunas representaciones de estos encantadores personajes.
   



Pero , por encima de todo, este cuadro me suena como una despedida del pintor de su París, de Francia , para tomar el tren  que le reintegrará a su pais natal y a una nueva época marcada por la velocidad y el progreso. Es un cuadro nostálgico y sobre todo bellísimo. 

sábado, 2 de febrero de 2013

edward hopper - mar en Ogunquit . 1914


el verano de 1914 lo pasó Hopper, como el del siguiente año,en Ogunquit, en Maine, lugar que le atrajo especialmente por lo abrupto y salvaje de su litoral costero. Era un pueblecito pesquero muy frecuentado por artistas de Nueva York  y lugar de retiro, muchos años atrás, del venerado pintor naturalista bostoniano Winslow Homer .Seguramente Hopper se sentiría atraído por el lugar ,no solo por las características de su costa que ya hemos mencionado , sino también por la existencia de esta relación con el gran pintor . No en vano, salvando las distancias cronológicas, la influencia de Homer en la obra de Hopper es clarísima; comprobarlo.
  El año anterior había tenido lugar una gran exposición en la armería del 69º regimiento de la Guardia Nacional en Nueva York , exposición que se repitió posteriormente en Chicago y Boston, y que tomaría el nombre de Armory Show . Su importancia, vistas las cosas desde nuestra época, fué decisiva para el desarrollo del arte estadounidense moderno, ya que , por primera vez se tomaba allí una iniciativa claramente en contra del pasado reciente, del academicismo, de la formalidad, y se apostaba por lo nuevo americano, por los jóvenes pintores del país, y, también por las últimas vanguardias que se estaban desarrollando en Europa. Tanto es así que casi la tercera parte de las obras presentadas provenían de Europa, y entre ellas había Duchamps, Kandiskys, Cezannes......... Por supuesto también estaban allí los compañeros de Hopper, The Eight, y , aunque inicialmente olvidado, él finalmente presentó dos obras de 1911, sailing y Blackwell's island, y la primera de ellas constituyó su primera venta como tal cuadro al óleo. Se lo compró un magnate de la industria textil por 250 dólares y su padre, casi a punto de morir , recibió una enorme alegría. Y también él, para quién la venta supuso un gran empujón en su ánimo y en la búsqueda de un estilo propio verdaderamente americano.

Volviendo a  Ogunquit y su costa, hay que decir que el lugar , además de haber hospedado a Winslow Homer, poseía ya escuelas de pintura y escultura. La más antigua, de 1898, fundada por C.Woodbury, se inclinaba claramente hacia el impresionismo y sus técnicas de pintura al aire libre.Por supuesto,Hopper se encontraría en sus salidas a muchos alumnos noveles y ya formados, y en esos veranos pasados en este lugar de Maine liberó totalmente su paleta empleando colores vivos fuertemente contrastados en casi todas sus obras. La luz es magnífica y su tonalidad es casi siempre algo anaranjada, luz de tarde, cálida y eficaz para marcar formas y avivar tonos y texturas. Así es en efecto en este mar en Ogunquit y en los siguientes  : rocks and seasea-at-ogunquit the dories  ,rockshore.