miércoles, 22 de octubre de 2014

el greco - Expulsión de los mercaderes del templo. National Gallery de Washington 1567-1570


Tampoco la actividad del Greco durante los años que pasó en Venecia es excesivamente conocida, más bién todo lo contrario. Son escasos los documentos encontrados que hagan referencia al pintor y puedan aportar algún dato sobre su vida en esos años ó sobre su obra. En cambio sí se han encontrado datos fidedignos que permiten asegurar que su hermano, un tal Manusso, estuvo adscrito a la Hermandad  veneciana de pintores griegos y además fué aduanero de la Serenísima, como se le llamaba a la próspera república del Véneto.
Sea como fuere, lo cierto es que esos años entre los venecianos no pasaron para él en valde como lo prueba el estudio de los pocos cuadros reconocidos, casi con total unanimidad, como de su mano. 
Todos ellos reflejan su firme determinación de incorporar en sus obras cada una de las nuevas maneras que podía observar entre los grandes pintores de la gran escuela Veneciana del XVI, empleándolas, eso sí, a conveniencia.

Sin embargo, en unas más que en otras, sigue empleando asomos bizantinos que le mantienen ligado a esa tradición y que aparecerán y desaparecerán contínuamente en adelante. Principalmente estos son :

-alargamiento de figuras
-cierto abandono de la perspectiva lineal centralizada en los focos clásicos
-colores irreales e incandescentes

 Muchas de sus obras nos parecerán totalmente a tono con la pintura italiana de la época para, a continuación, encontrar las siguientes afectadísimas por la forma antigua, cayendo incluso en el manierismo más exagerado. Y, sin embargo, de ésta alternancia nacerá el auténtico Greco. Pero no quiero anticipar acontecimientos antes de llegar a las grandes obras capitales de su larga producción.

El cuadro que vemos sería el de un pintor de segunda fila de la escuela veneciana ; nada más. Pero, al tratarse nada menos que de un Greco, puede estar repleto de indicios que conforman ya el germen de lo indicado en el párrafo anterior, aunque reconocereis conmigo qué, comparado con muchísimas obras renacentistas de maestros de éste período, resulta mediocre y nunca llamaría nuestra atención, a falta del nombre del autor, al encontrarlo en cualquier museo. De cualquier forma es normal en un artista con deseos de afianzarse en la vanguardia de la pintura de la época el que recurra a tomar lo que ve como más definitivo y valioso para su gusto de los grandes pintores a los que tiene acceso. La independencia y originalidad del artista-genio moderno es casi exclusiva de los dos últimos siglos. Anteriormente se actuaba de forma más artesana y las recetas, la fidelidad a unas normas y la imitación constante de los reconocidos como maestros no eran motivos de vergüenza ó mediocridad. 
A continuación traigo cuatro obras del pintor veneciano que, para mí, más influyó en el joven candiota durante esos años de transición de su obra y que contienen elementos que pudo utilizar el e Creta para el cuadro que nos ocupa. Me refiero a Tintoretto y las obras en cuestión son:

el lavatorio de los pies del Museo del Prado acabado el año 1549. Fijaros primeramente en la organización del espacio lograda por la yustaposición, en los dos casos parecidísima, de dos puntos de vista diferentes, la izquierda hacia el exterior y la derecha hacia el interior, interior en el que muestra otra estancia al fondo con figuras, y, ambas, apoyadas en una rica perspectiva arquitectónica clásica con licencias y adornada con algunas figuras quizá tomadas de otros pintores italianos. En segundo lugar observar el parecido físico que presentan muchas de las figuras en ambas obras, especialmente la forma y el tamaño de las cabezas en relación con la longitud del cuerpo: cabezas pequeñas con cuerpos más bién alargados.

 la crucifixión del año 1565, cuadro que admiraba el Greco. Aquí es el movimiento frenético y desordenado de las figuras  en ambos cuadros lo que nos llama la atención. Las posturas de muchos de los personajes no pueden ser más forzadas.

las bodas de Canaá de 1545 en la que las grandes arcadas del fondo y el cielo que aparece tras ellas es casi idéntico al del cretense.

 y, por último y salvando las distancias, pues éste es una verdadera obra maestra de la escuela veneciana y para mi gusto de lo mejor de toda la pintura italiana del siglo XVI :

san marcos liberando un esclavo, acabado el año 1566, donde volvemos a ver esos grupos de personajes apiñados sin resquicio alguno y en el que aparece una figura aérea dirigiéndose a la escena que posiblemente haría mucha mella en la sensibilidad artística del Greco.

Claro que también podríamos ver elementos, quizá las mujeres, que nos recuerden a Tiziano, ó la riqueza de colorido de algunos mantos que le aproximen algo al Veronés, y aprovecho para llamar vuestra atención sobre la delicadeza de los azules suaves y luminosos que emplea nuestro artista con profusión en las vestiduras y que ayudan sobremanera a catalogar esta obra de veneciana.
Con todo, el cuadro como hemos dicho no deja de ser mediano solamente, especialmente observando cierta confusión en la composición del grupo principal de personas que rodean a Jesús. Pero la intención de hacer una obra clásica de acuerdo con las tendencias italianas del momento es notoria.

De las siete versiones que se cree pintó el Greco de este tema, solo se conservan cinco. La que vemos de Washington, la de Minneapolis, la de San Ginés de Madrid, la de la National Gallery de Londres y otra casi idéntica a ésta pero de menor tamaño de la colección Frick de New York. De éstas últimas hablaremos más adelante. Siete versiones no es mucho para el pintor cretense, veremos obras mucho más repetidas. Aquí se trata un tema muy utilizado por el catolicismo y sus pintores como forma de ensalzar la unidad de la Iglesia en su lucha contra la Reforma Protestante : la expulsión de los mercaderes es la expulsión de ésta herejía que tantos años de lucha, muertes y esfuerzos inútiles representaron para ambas posturas. Pero aquellos eran años cruciales pues hacía tan solo 50 años escasos que Lutero clavara sus famosas 95 tesis en la puerta del Palacio de Wittemberg y todo apremiaba.

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