Aparte del verdadero propósito de ésta exposición, Invitadas, en la que se pretende evocar la condición de clara sumisión de la mujer todavía en pleno siglo XIX y el respaldo oficial y de la sociedad a las obras de arte que así la reflejaban, también es una magnífica ocasión de conocer a una larguísima serie de artistas, casi todos españoles, que, aunque inmersos la mayoría en el historicismo imperante, derivaron en su carrera hacia temas de marcado carácter popular y social. Muchos de sus nombres no son posiblemente familiares para la mayoría de los neófitos, entre los que por supuesto me encuentro, pero al adentrarnos en el conocimiento de sus creaciones descubrimos pintores y escultores de primera fila. Os recomiendo que echeis un vistazo a sus obras; os aseguro que, como a mí, os sorprenderá.
Uno de los más destacados es Salvador Viniegra y Lasso de la Vega, gaditano nacido en 1862 y que a sus 29 años llevó a cabo la obra que estamos viendo durante una de sus estancias en Roma como pensionado de la Escuela española de Bellas Artes. Unos años antes, con 25, ya había sido galardonado con Primera Medalla en la Exposición Nacional por su Bendición del Campo en 1800, lienzo de enormes proporciones, 345 x 596 cm, espectacular no solo por el tamaño sino por la abigarrada agrupación y magnífica ejecución de sus caractéres.
El primer hombre, caído en desgracia, a diferencia del primero de los creados, de postura y constitución similar pero inocente e inmaculado, sujeta la serpiente ya inútilmente mientras su compañera trata de consolarle con un beso que Viniegra reputa como el primero de todos. Aquí la mujer actúa como ha venido haciendo desde éste momento primigenio de los tiempos en su papel de apoyo y consuelo, de entrega y amor pero, quizás en el contexto de la Exposición, debiéramos devaluarlo hacia una simple expresión de remordimiento y culpabilidad: la mujer como la autora de la caída de la Humanidad, como la principal responsable de la imperfecta racionalidad de su pensamiento y conducta.
Sea como fuere y volviendo a los valores del cuadro en sí, todos estaremos de acuerdo en que se trata de una obra de una belleza exquisita, empezando por el cuerpo magníficamente estudiado de Adán, academia pura, siguiendo por el enclave paradisíaco en el que lo sitúa y acabando finalmente con la abundante cabellera rojo oscura de Eva que se derrama sobre la piel curtida de su ya amada y definitiva pareja mortal.
El beso, siempre presente en todas las manifestaciones humanas, reales y ficticias: novela, poesía, escultura, pintura, cine..........Os traigo unas cuantas obras, casi todas ellas harto conocidas :
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Satán contemplando a Adán y Eva - William Blake
el Beso. episodio de juventud - Francesco Hayez -1859
el Beso - Pablo Picasso - 1969
El primer beso - William Adolphe Bouguereau - 1890
los amantes - René Magritte - 1928
El beso II - Roy Lichtenstein - 1963
en la cama el beso - Henri de Toulouse Lautrec - 1893
el beso de la esfinge - Franz von Stuck - 1895
el beso robado - Jean Honoré Fragonard - 1788
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