quizá porque había visto algunos de los paisajes pintados por Paret, o bién con el ánimo de congraciarse con él trás su injusto destierro en Puerto Rico, el rey Carlos III, el año 1786, comisionó a nuestro pintor para que llevara a cabo una labor muy de acuerdo con el espíritu de la Ilustración que ya se palpaba en los ambientes intelectuales y en la propia administración: debía llevar a cabo una sucesión de trabajos en los que se detallasen mediante planos, esquemas y "vistas" todo el avance que la Monarquía estaba haciendo en las instalaciones portuarias de unas cuantas localidades del norte de España. En el afán de favorecer el comercio, no solo aquí, sino en varios estados europeos, los gobiernos trataron de mejorar las comunicaciones marítimas y los puertos eran puntos vitales de salida y entrada de mercancías. Ya Luis XV en Francia, unos años antes, se había valido del pintor Joseph Vernet para esta realizar esta misma tarea.
Paret debería cubrir al menos dos puertos, dos obras, cada año y el contrato duraría seis años. Inmediatamente se puso al trabajo. En total parece ser que realizó unos catorce trabajos, en los que los cuadros correspondientes mantienen una uniformidad de dimensiones, 80 x 120 cms, casi constante. Comenzando por la zona más oriental del País Vasco, hizo Fuenterrabía, Pasajes, San Sebastián, Bilbao, Santurce.......
No obstante, hay que decir que bastante antes del encargo, ya el pintor, desde su retiro obligado de Bilbao, había pintado por su cuenta unas cuantas vistas de aquel entorno, la mayoría puertos de mar. En este blog me he limitado a algunas de ellas, esta de Bermeo, quizá la mejor, y las que podeis ver en las dos entradas siguientes, vista de Fuenterrabía del año 1786 y una vista del Arenal de Bilbao de 1783-84. El que vemos ahora de la bella localidad euskera de Bermeo esta pintado, como muchos otros, sobre cobre y se trata de una gran composición en la que destaca en primer plano, a la izquierda, un grupo de vecinos de la localidad ocupados en sus labores rutinarias ligadas a la pesca, lo cual es una característica común en muchas de las vistas que por encargo o sin él el artista llevará a cabo en los años sucesivos. Las figuras están dotadas de un gran dinamismo y maravillosamente pintadas como era su norma. En el fondo Paret esta dignificando en trabajo de las clases más populares y con ello a ellos mismos. Es posible que ésta obra fuese pintada para el Príncipe de Asturias, el futuro Carlos VI.
Vuelve a insistir en este aspecto en su Arenal de Bilbao del Museo de Bellas Artes de esta capital, esta vez tratándose de estibadores y comerciantes ligados al comercio marítimo y en el que la ladera del monte Archanda domina la famosa ría del Nervión que, para los que la conozcáis, nada tiene que ver con lo que es en la actualidad.
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