atribuida casi unánimamente a Carraci, representa el momento en que San Diego se dispone a ser investido con el hábito franciscano, tras haber dejado a familia y amigos. El lugar parece ser un pequeño monasterio no lejos de Córdoba, San Francisco de Arrizafa, y el hábito que ha decidido llevar es el más humilde de la Orden, reservado a Menores, frailes legos que se ocupan de tareas comunes, sin acceso en ningún caso al coro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario