miércoles, 29 de octubre de 2014

el greco - la anunciación 1570



Durante el año 1570, año más probable de la ejecución de esta obra, el Greco marchó a Roma donde residiría casi con seguridad hasta su marcha a España. El que sea ese año precisamente lo atestigua una carta fechada  en la que se dice: "ha llegado a Roma un joven candiota, discípulo de Tiziano, que a mi juicio figura entre los excelentes en pintura". La carta en cuestión es de Julio Clovio,     
miniaturista instalado en Roma pero de origen veneciano, realmente había nacido en una ciudad en lo que hoy es Croacia y que entonces pertenecía a la República, y va dirigida al cardenal Alessandro Farnese, pidiéndole además alojamiento para el pintor , al menos de forma temporal. El Greco había hecho amistad con un sobrino de éste artista, Guido, capitán al servicio de Venecia, el cual a la vista de su obra, y de los deseos manifiestos del pintor de trasladarse a la Ciudad Eterna, no dudó en hablar con su tío.
El jóven cretense fué acogido en el Palacio Farnese, donde también residía Clovio, por entonces ya famoso y solicitado miniaturista trabajando para el poderoso Cardenal y familia. No olvidemos que éste último, nieto a su vez de un Papa, Paulo III, por cierto de nombre Alessandro Farnese también, y cardenal desde los 14 años, además de gran estadista fué un verdadero mecenas, cuya casa acogió a lo más selecto de las artes y las letras. Durante los pocos años que pasó el Greco en Palacio pudo con toda probabilidad conocer y tratar a muchos de ellos aumentando de éste modo su creciente formación humanística.


Entre ellos estaba el canónigo Fulvio Orsini, bibliotecario de la casa, hombre apasionado por la arqueología y todo lo referente al arte y las letras de la Antigüedad,  poseedor además de una de las mas completas bibliotecas de la ciudad y, por supuesto, de una gran colección de obras de arte. Imaginar al Greco immerso de la noche a la mañana en este ambiente privilegiado, máxime para un joven de 29 años con sus inquietudes clásicas y humanísticas.

-Oiga, hasta ahora apenas nos ha dado datos concretos de la vida de éste artista, y de pronto nos habla de cualidades que parece las da más que por sabidas. ¿como se come eso?.

Tiene usted toda la razón. Quizá me he excedido dando por hecho el que tuviera ya estas ambiciones humanísticas en estos años de su juventud, pero es muy posible que fuera de ese modo a la vista de los dos inventarios de sus pertenencias que conocemos perfectamente. Efectivamente, ambos fueron realizados por su hijo Jorge Manuel, el primero el año de su muerte, 1614 , y el segundo en 1621, esto es, muchísimo después, pero en ellos aparecen la mayoría de las obras literarias clásicas y modernas más importantes, así como tratados de pintura y escultura de la época, que dan una imagen contundente de un pintor profundamente interesado en la búsqueda de la belleza artística a través del conocimiento intelectual. Es posible que en esos años su formación en ese sentido fuera todavía incipiente, pero ya a los 29 años al menos las inquietudes de las que hablamos han florecido en cualquier espíritu de éstas características.

Y si no, a poco que analicemos la obra que nos trae, podemos ya intuir que algo de esta manera de hacer afloraba ya en la obra del pintor de Candia. Se trata de un cuadro muy pequeño, 26 x 20 cms, pintado al temple sobre una tabla y ya lo presenté en el capítulo correspondiente a la exposición celebrada en el Prado , la Belleza encerrada, del año pasado. 

Una verdadera delicia, que todos los que visitarais esa maravillosa exposición recordareis sin duda. Ahora vuelve a aparecer en este año de Aniversario del Greco como no es para menos. Si la pintó todavía en Venecia ó ya en Roma no se sabe con certeza, pero es para mi gusto una de sus más delicadas obras, todavía italiana, ó mejor, ya muy renacentista, de éste oscuro pasage de su vida artística. Sigue persiguiendo la occidentalización de su estilo, perfecciona sus modales italianos, copia quizá, pero deja caer sobre la obra su propio espíritu que la transforman ya en algo propio. Creo que deja ya atrás sus obras de mayor formato que poco a poco le iban afianzando en la forma de pintar de aquella modernidad y se mueve en un terreno mucho más íntimo y personal.
Aún cuando, siguiendo una vez más al Tinttoreto, establece una perspectiva con un punto de vista lejano y frontal que configura de una vez toda la escena, ésta se ve transformada, inmersa en algo sobrenatural, ajeno a todo lo terrenal representado. La aparición de un ser angelical, flotando sobre una nube que parece haber entrado por la abertura de la derecha y que proyecta una sombra sobre el suelo, viene acompañada por una explosión de gracia divina que desde lo alto alcanza a la joven virgen difuminando ligeramente su cabeza y provocando en ella un éxtasis incomparablemente representado en su rostro y en su postura.( Y aquí os aconsejo, vale para todas las entradas de éste blog, que abrais la figura en una ventana aparte con el ratón derecho y amplieis ésta con +....!lo estareis viendo mucho mayor de lo que es en realidad!). Para remate el gesto ingrávido del Angel extendiendo la mano es de una delicadeza infinita, mientras intercambia con María una mirada plena de armonía y quietud. La obra es así, tranquila y serena, y nada tiene que ver con sus logrados anteriores Curaciones de ciego ó Expulsiones del templo , y mucho menos con la Anunciación del famoso Tríptico de Módena de la entrada anterior, ¿de tan solo dos años antes?.
Compararla también si quereis con otra Anunciación existente en el Museo Thyssen de Madrid, bastante más grande, 117 x 98 cms, pintada al parecer ! seis años después! y, para mí, una burda copia de ésta del Prado sin alma y sin intención, aunque de más elaborada técnica y ya al óleo sobre lienzo.

martes, 28 de octubre de 2014

el greco - tríptico de módena - 1568


 Se trata de un tríptico, un altarcillo portátil muy abundante en toda la cultura bizantina tanto pintados como en bajorelieve, algunos verdaderas maravillas en marfil, y cuya tradicción se remonta a los primeros tiempos del Imperio de Oriente. Aunque inicialmente solían estar dedicados a enaltecer la figura de un personaje ó de un mandatario, tras la aceptación del Cristianismo fué la representación de motivos relativos a ésta religión el tema recurrente.


Respecto al lugar y la fecha de su creación no hay todavía total unanimidad entre los estudiosos y es que no hay duda de que se trata de una obra qué, si como muchos de ellos la sitúan en torno al año 1568, y en este año figura fechada en la exposición que nos trae, significaría un paso atrás en su rápida evolución italiana. En efecto, no hay más que compararla, al menos en lo que a técnica se refiere, con las dos grandes obras de éste período, sus famosas Purificaciones del Templo, una de las cuales ya hemos visto anteriormente, y las dos Curaciones del ciego, la de Dresde, de 1567 y la de Parma ,algo posterior. Como se puede ver, nada tienen que ver con el Tríptico. Hay quién argumenta que pudiese ser una obra hecha aún en Creta que remataría ya en Italia, e, incluso, que pudiera ser un encargo de alguien de la isla que concebiría allí ,lo acabaría en Venecia y lo mandaría a su cliente.
Autores hay que lo tratan sin piedad, mientras otros elogian todo lo nuevo y bueno qué, con todo, hay en la misma. En fín,yo particularmente la veo ya, sin discusión, dentro de las obras con maneras italianas, figuras más llenas y redondeadas, con cierto movimiento, más naturalidad en las ropas, uso de la perspectiva en algunas escenas, con cierta profundidad en el paisaje en otras, pero, a pesar de todo, el aspecto, el color ,la disposición general es todavía la de un icono. 


Una obra que no fué descubierta hasta el año 1937 y que se encontraba almacenada y olvidada entre otras muchas en los sótanos de la Galería Estense de la ciudad de Módena como su nombre indica. Quizá fuera a descansar allí durante varias centurias procedente de la gran colección de obras de arte que poseían los titulares de la casa de Este, familias que lideraron los Ducados de Ferrara y Módena desde el siglo XIII hasta bién entrado el XIX. Lo cierto es que gracias al eminente historiador Roberto Pallucchini, director del Museo, quién lo encontró y sacó a la luz, podemos hoy incluirlo entre las obras del pintor cretense.
 
En su cara principal podeis ver una Alegoría del caballero cristiano acompañado en sus laterales por una Adoración de los pastores y un Bautismo de Cristo. Así pues, como veis, el Greco lleva al tema principal de la obra la exaltación de las virtudes morales que deben adornar al soldado de Cristo y que se ven reconocidas y premiadas por éste. Naturalmente el pintor aprovecha el escenario para llenarlo de figuras en movimiento portando los símbolos de la Pasión de Jesús, quién aparece triunfante sobre la muerte y acompañado del Espíritu en forma de paloma frontal, todo ello en un paraíso celestial plano, gaseoso y lleno de luz dorada y refulgente típicamente cretense. Podríamos ver un anticipo de sus futuras composiciones cielo-tierra, ésta última con los justos a la izquierda y los condenados a la derecha, empujados por demonios a las fauces de un monstruoso Leviatán. En medio, las tres virtudes Teologales. Una interpretación del Juicio Final, tema que el de Creta vería incontables veces en las estampas que circulaban con profusión tanto en Venecia como en las islas bajo su dominio.
Por otro lado las figuras y su disposición y relación en la escena son ya totalmente occidentales, aún cuando, como ya hemos indicado,no alcanzan el nivel de otras composiciones de estos mismos años. El mismo Pallucchini que descubrió el tríptico, encontró algunas similitudes con grabados existentes, entre otros el grupo superior de ángeles en la Anunciación que es casi idéntico al de un grabado de Giacomo Caraglio.
Lo cual no es ninguna novedad pues según refieren los historiadores del arte que han tratado de profundizar en su obra durante estos años oscuros de formación renacentista en suelo italiano, el Greco tomaba con frecuencia modelos de obras y grabados que estaban a su alcance, incluyéndolos en sus escenas, unas veces todavía con torpeza pero otras también con soltura y ya cierta personalidad artística.

Por el reverso destaca la tabla central donde el pintor ha representado de forma un tanto misteriosa, casi espectral, una vista del monte Sinaí, el lugar, como sabeis, donde Moises recibió de Jahvé las Tablas de la Ley, escena que aparece en la cima del pico central. El Monasterio que se puede ver es el de la Transfiguración ó de Santa Catalina, lugar sagrado ya entonces para las tres principales religiones monoteístas y también de peregrinación. Erigido por Justiniano sobre lo que era una capilla edificada por la propia Santa Elena, madre de Constantino, en el lugar donde se suponía se conservaba la zarza ardiente que cita la Biblia, alojó el cuerpo de Santa Catalina, mártir cristiana, depositado milagrosamente por ángeles. Posiblemente varios peregrinos son los que aparecen en la parte inferior de la obra. Hoy día el lugar, Monasterio y Monte, continúa conservando esa misma atracción y está declarado Patrimomio de la Humanidad.  La escena del Greco es perfectamente original pero solo en la atmósfera en que la envuelve; el tema casi con seguridad procedería de representaciones en madera que en esos años se vendían a los peregrinos hacia éste Monasterio.
En el Museo Histórico de Creta de Heraklión, se conserva una tabla del Greco con el mismo tema, el Monte Sinaí, pero posterior, posiblemente del año 1570-72, con figuras más elaboradas y convencionales.



jueves, 23 de octubre de 2014

el greco - adoracion de los reyes 1568


El que el Greco se trasladara de su isla natal a la República veneciana no fué de ningún modo un caso insólito entre los artistas cretenses de la época. Muchos lo habían hecho ya y, como ya hemos indicado anteriormente, formaban un nutridísimo grupo , más de cuatro mil, que incluso tenían su propia hermandad. Entre ellos estuvo una de las figuras más prestigiosas de la escuela bizantino-cretense, el gran Damaskinós ó Damasceno, excelente pintor de iconos dentro de la tradición post-bizantina y que, como el Greco, buscó también la actualización de su obra al modo occidental. La diferencia entre ambos es qué, a diferencia del Greco, Damasceno volvió a Creta y nunca llegó a ser un pintor renacentista con todo lo que esto implicaba y el Greco sí. Digamos que éste último quemó sus naves conscientemente y decidió convertirse en algo distinto a lo que era en su Candia natal.
Sin embargo las dudas sobre la consecución de esta prometedora nueva vida como artista debieron asaltar al cretense en muchísimas ocasiones durante aquellos pocos años de estancia en la capital de la República. ¿progresaba en su asimilación de las formas modernas?, ó, por el contrario, estaba estancado en la manera de hacer adquirida en sus primeros años de formación. No se han encontrado referencias de encargos, notificaciones de pagos ó adelantos, tampoco hay datos que permitan afirmar su pertenencia a algún taller ó su colaboracíón con alguno de los grandes maestros venecianos. Como siempre solo tenemos sus obras verdaderamente reconocidas. Hay algunas notas de su mano hechas al margen en el libro de Vasari "vidas de los mejores arquitectos, pintores y escultores italianos"  en las que habla de obras de Tiziano vistas en lugares públicos y nunca comenta nada de las que todavía estarían en el Taller, lo cual podría indicar que no frecuentó éste y menos en calidad de colaborador, que, por otro lado, podría exigir un nivel que el de Creta, en lo que se refiere a su formación italianizante, aún no poseía. 

¿Quién le enseño?, ó fué autodidacta en esta asimilación ?. Dejémoslo, ahí están sus obras. Esta que vemos pertenece al Museo Soumaya de la Ciudad de México.Tiene otras dos más, con el mismo tema, de esos años. La de nuestro Museo Lázaro Galdiano, casi similar a ésta que vemos en su composición y caracteres, es una obra bellísima que os aconsejo qué, si sois de Madrid ó venís de visita,  no dejeis de ver. Está hecha sobre papel pintado al temple pero el resultado final se parece a un verdadero esmalte de colores vivos y semitransparentes.
La segunda es la del Museo Benaki de Atenas que para mi gusto es la mejor, aunque puede que no la más avanzada. Al temple sobre lienzo denota la preparación rojiza que se aplicaba previamente a los iconos.

En las tres obras se aprecia la dificultad del pintor para asentar con aplomo y gracia los modelos, muchos posiblemente inspirados en los de otros pintores, en el conjunto de la obra; y en la que más se nota es en la que estamos viendo de México. El salto que estaba dando era importante pero dificultoso tras su herencia artística. Así, en todas ellas se aprecian detalles post-bizantinos : los fogonazos de luz en las ropas y otros lugares como los lomos de los caballos ó sobre los mismos cuerpos; cierta ingenuidad e incluso imposibilidad en las posturas, como en las de algunas figuras de la obra que nos trae. 

Pero, a pesar de todo, las tres obras respiran ya occidentalidad

miércoles, 22 de octubre de 2014

el greco - Expulsión de los mercaderes del templo. National Gallery de Washington 1567-1570


Tampoco la actividad del Greco durante los años que pasó en Venecia es excesivamente conocida, más bién todo lo contrario. Son escasos los documentos encontrados que hagan referencia al pintor y puedan aportar algún dato sobre su vida en esos años ó sobre su obra. En cambio sí se han encontrado datos fidedignos que permiten asegurar que su hermano, un tal Manusso, estuvo adscrito a la Hermandad  veneciana de pintores griegos y además fué aduanero de la Serenísima, como se le llamaba a la próspera república del Véneto.
Sea como fuere, lo cierto es que esos años entre los venecianos no pasaron para él en valde como lo prueba el estudio de los pocos cuadros reconocidos, casi con total unanimidad, como de su mano. 
Todos ellos reflejan su firme determinación de incorporar en sus obras cada una de las nuevas maneras que podía observar entre los grandes pintores de la gran escuela Veneciana del XVI, empleándolas, eso sí, a conveniencia.

Sin embargo, en unas más que en otras, sigue empleando asomos bizantinos que le mantienen ligado a esa tradición y que aparecerán y desaparecerán contínuamente en adelante. Principalmente estos son :

-alargamiento de figuras
-cierto abandono de la perspectiva lineal centralizada en los focos clásicos
-colores irreales e incandescentes

 Muchas de sus obras nos parecerán totalmente a tono con la pintura italiana de la época para, a continuación, encontrar las siguientes afectadísimas por la forma antigua, cayendo incluso en el manierismo más exagerado. Y, sin embargo, de ésta alternancia nacerá el auténtico Greco. Pero no quiero anticipar acontecimientos antes de llegar a las grandes obras capitales de su larga producción.

El cuadro que vemos sería el de un pintor de segunda fila de la escuela veneciana ; nada más. Pero, al tratarse nada menos que de un Greco, puede estar repleto de indicios que conforman ya el germen de lo indicado en el párrafo anterior, aunque reconocereis conmigo qué, comparado con muchísimas obras renacentistas de maestros de éste período, resulta mediocre y nunca llamaría nuestra atención, a falta del nombre del autor, al encontrarlo en cualquier museo. De cualquier forma es normal en un artista con deseos de afianzarse en la vanguardia de la pintura de la época el que recurra a tomar lo que ve como más definitivo y valioso para su gusto de los grandes pintores a los que tiene acceso. La independencia y originalidad del artista-genio moderno es casi exclusiva de los dos últimos siglos. Anteriormente se actuaba de forma más artesana y las recetas, la fidelidad a unas normas y la imitación constante de los reconocidos como maestros no eran motivos de vergüenza ó mediocridad. 
A continuación traigo cuatro obras del pintor veneciano que, para mí, más influyó en el joven candiota durante esos años de transición de su obra y que contienen elementos que pudo utilizar el e Creta para el cuadro que nos ocupa. Me refiero a Tintoretto y las obras en cuestión son:

el lavatorio de los pies del Museo del Prado acabado el año 1549. Fijaros primeramente en la organización del espacio lograda por la yustaposición, en los dos casos parecidísima, de dos puntos de vista diferentes, la izquierda hacia el exterior y la derecha hacia el interior, interior en el que muestra otra estancia al fondo con figuras, y, ambas, apoyadas en una rica perspectiva arquitectónica clásica con licencias y adornada con algunas figuras quizá tomadas de otros pintores italianos. En segundo lugar observar el parecido físico que presentan muchas de las figuras en ambas obras, especialmente la forma y el tamaño de las cabezas en relación con la longitud del cuerpo: cabezas pequeñas con cuerpos más bién alargados.

 la crucifixión del año 1565, cuadro que admiraba el Greco. Aquí es el movimiento frenético y desordenado de las figuras  en ambos cuadros lo que nos llama la atención. Las posturas de muchos de los personajes no pueden ser más forzadas.

las bodas de Canaá de 1545 en la que las grandes arcadas del fondo y el cielo que aparece tras ellas es casi idéntico al del cretense.

 y, por último y salvando las distancias, pues éste es una verdadera obra maestra de la escuela veneciana y para mi gusto de lo mejor de toda la pintura italiana del siglo XVI :

san marcos liberando un esclavo, acabado el año 1566, donde volvemos a ver esos grupos de personajes apiñados sin resquicio alguno y en el que aparece una figura aérea dirigiéndose a la escena que posiblemente haría mucha mella en la sensibilidad artística del Greco.

Claro que también podríamos ver elementos, quizá las mujeres, que nos recuerden a Tiziano, ó la riqueza de colorido de algunos mantos que le aproximen algo al Veronés, y aprovecho para llamar vuestra atención sobre la delicadeza de los azules suaves y luminosos que emplea nuestro artista con profusión en las vestiduras y que ayudan sobremanera a catalogar esta obra de veneciana.
Con todo, el cuadro como hemos dicho no deja de ser mediano solamente, especialmente observando cierta confusión en la composición del grupo principal de personas que rodean a Jesús. Pero la intención de hacer una obra clásica de acuerdo con las tendencias italianas del momento es notoria.

De las siete versiones que se cree pintó el Greco de este tema, solo se conservan cinco. La que vemos de Washington, la de Minneapolis, la de San Ginés de Madrid, la de la National Gallery de Londres y otra casi idéntica a ésta pero de menor tamaño de la colección Frick de New York. De éstas últimas hablaremos más adelante. Siete versiones no es mucho para el pintor cretense, veremos obras mucho más repetidas. Aquí se trata un tema muy utilizado por el catolicismo y sus pintores como forma de ensalzar la unidad de la Iglesia en su lucha contra la Reforma Protestante : la expulsión de los mercaderes es la expulsión de ésta herejía que tantos años de lucha, muertes y esfuerzos inútiles representaron para ambas posturas. Pero aquellos eran años cruciales pues hacía tan solo 50 años escasos que Lutero clavara sus famosas 95 tesis en la puerta del Palacio de Wittemberg y todo apremiaba.

el greco - la dormición de la virgen 1565-1566


a lo largo de las siguientes entradas vamos a rendir homenaje a un artista qué, aún cuando no nació en España, puede ser considerado como uno de nuestros mejores pintores por haber desarrollado la mayor parte de su actividad artística en nuestro país. Por los testimonios encontrados gracias a la ingente labor de los estudiosos  podemos saber que vino a este mundo en la ciudad cretense de Candia, actual Heraklión,  hoy su capital. Se trata de la mayor de las islas griegas y de todos es sabido su pasado esplendor como cuna de la civilización minóica. El mismo también nos da la fecha de su nacimiento durante un proceso del año 1606 en la ciudad toledana de Illescas, en el que declara tener 65 años : esto es, nació el año 1541.
Y murió en Toledo el año 1614. Por lo tanto este año en que nos encontramos se cumplen los 400 de su muerte. La sucesión de cuadros del cretense que nos proponemos presentar, son solo algunos de los que se han venido exponiendo durante el presente año en tres de las exposiciones que se han llevado a cabo para conmemorar esta significativa fecha : las dos celebradas en el Palacio de Sante Cruz de Toledo y la que ha tenido lugar en el Museo del Prado de Madrid. Para mi gusto las tres, cada una según su orientación, magníficas y completísimas, un rosario de sorpresas. Un pintor cada vez más admirado al que se le ha dado el homenaje que se merece, creo que con creces. Gracias una vez más a los organizadores de estos eventos artísticos por permitirnos ver tanta belleza reunida.

Poco vamos a hablar de su actividad durante gran parte de esos primeros años, principalmente porque no la conocemos. Casi con certeza llega a Venecia hacia 1560, aún cuando hay autores que no le sitúan en esta república hasta 1565 ó 1566 , y hay testimonios precisos que le mencionan como " joven candiota discípulo de Tiziano". Creta entonces pertenecía a la República de Venecia.  Esta primera obra que traemos es, al parecer, de 1565-66, es decir llevada a cabo posiblemente ya en Venecia para la Catedral del Tránsito de la Virgen, en la ciudad de Ermúpoli, Siros (Grecia). Pero no figuraría como del Greco en ninguna referencia anterior a 1983, puesto que hasta este año no fue descubierta como tal. Como podeis ver esta incertidumbre constante en muchas de las obras que tratan de admitirse como del de Creta fué, esta siendo y será en el futuro la tónica general. Téngase en cuenta que estamos hablando de un artista poco considerado hasta principios del siglo pasado y que de pronto fué "descubierto" por los estudiosos como pintor de primera magnitud, lo que dió lugar a una multitud creciente de hallazgos poco verificados en muchos casos e incluso sobrefirmados de forma fraudulenta con el nombre del pintor.

La presente obra, esta sí confirmada como tal por el profesor  George Mastoropoulos, es un bellísimo ejemplo de lo que nuestro pintor era capaz ya de hacer a sus 24 años, lo que demuestra que tuvo que tener una formación, al menos en la realización de iconos al estilo bizantino, ó mejor  bizantino-cretense, bastante aceptable. Es de suponer que esta formación la pudo adquirir en la misma Creta, aunque también la influencia de los numerosos pintores griegos asentados en Venecia, pintores muchos de ellos especializados en Madonas, tendría mucho que ver con la manera de pintar del joven Doménico de aquellos años. Y ,como en ellos, vemos en esta obra la adaptación de las rígidas fórmulas bizantinas a las modernas corrientes que se estaban plenamente desarrollando en la luminosa y avanzada Venecia. Compárese la obra que nos trae con la del pintor llamado  Maestro de Peribleptos, en Mystras:  Natividad del Monasterio de Stª María de esa localidad. En la primera han desaparecido casi por completo la rigidez y falta de movimiento que se observa en la segunda y existe ya una intención de acoplamiento y relación de los personajes; en otras palabras, las formas italianas están ya presentes. En este sentido el Greco no es más que uno de los muchos pintores de iconos que florecieron en su isla de origen a lo largo del siglo XVI y que tomaban decididamente modelos italianos modernos abandonando poco a poco las tradicionales formas de hacer heredadas de Bizancio. En este cuadro el cretense sigue empleando el característico color oscuro de los rostros ,la profusión de dorados y el empleo de colores brillantes, pero, como veis la disposición general de los personajes recuerda ya a la de los pintores italianos de la época.