miércoles, 22 de octubre de 2014

el greco - la dormición de la virgen 1565-1566


a lo largo de las siguientes entradas vamos a rendir homenaje a un artista qué, aún cuando no nació en España, puede ser considerado como uno de nuestros mejores pintores por haber desarrollado la mayor parte de su actividad artística en nuestro país. Por los testimonios encontrados gracias a la ingente labor de los estudiosos  podemos saber que vino a este mundo en la ciudad cretense de Candia, actual Heraklión,  hoy su capital. Se trata de la mayor de las islas griegas y de todos es sabido su pasado esplendor como cuna de la civilización minóica. El mismo también nos da la fecha de su nacimiento durante un proceso del año 1606 en la ciudad toledana de Illescas, en el que declara tener 65 años : esto es, nació el año 1541.
Y murió en Toledo el año 1614. Por lo tanto este año en que nos encontramos se cumplen los 400 de su muerte. La sucesión de cuadros del cretense que nos proponemos presentar, son solo algunos de los que se han venido exponiendo durante el presente año en tres de las exposiciones que se han llevado a cabo para conmemorar esta significativa fecha : las dos celebradas en el Palacio de Sante Cruz de Toledo y la que ha tenido lugar en el Museo del Prado de Madrid. Para mi gusto las tres, cada una según su orientación, magníficas y completísimas, un rosario de sorpresas. Un pintor cada vez más admirado al que se le ha dado el homenaje que se merece, creo que con creces. Gracias una vez más a los organizadores de estos eventos artísticos por permitirnos ver tanta belleza reunida.

Poco vamos a hablar de su actividad durante gran parte de esos primeros años, principalmente porque no la conocemos. Casi con certeza llega a Venecia hacia 1560, aún cuando hay autores que no le sitúan en esta república hasta 1565 ó 1566 , y hay testimonios precisos que le mencionan como " joven candiota discípulo de Tiziano". Creta entonces pertenecía a la República de Venecia.  Esta primera obra que traemos es, al parecer, de 1565-66, es decir llevada a cabo posiblemente ya en Venecia para la Catedral del Tránsito de la Virgen, en la ciudad de Ermúpoli, Siros (Grecia). Pero no figuraría como del Greco en ninguna referencia anterior a 1983, puesto que hasta este año no fue descubierta como tal. Como podeis ver esta incertidumbre constante en muchas de las obras que tratan de admitirse como del de Creta fué, esta siendo y será en el futuro la tónica general. Téngase en cuenta que estamos hablando de un artista poco considerado hasta principios del siglo pasado y que de pronto fué "descubierto" por los estudiosos como pintor de primera magnitud, lo que dió lugar a una multitud creciente de hallazgos poco verificados en muchos casos e incluso sobrefirmados de forma fraudulenta con el nombre del pintor.

La presente obra, esta sí confirmada como tal por el profesor  George Mastoropoulos, es un bellísimo ejemplo de lo que nuestro pintor era capaz ya de hacer a sus 24 años, lo que demuestra que tuvo que tener una formación, al menos en la realización de iconos al estilo bizantino, ó mejor  bizantino-cretense, bastante aceptable. Es de suponer que esta formación la pudo adquirir en la misma Creta, aunque también la influencia de los numerosos pintores griegos asentados en Venecia, pintores muchos de ellos especializados en Madonas, tendría mucho que ver con la manera de pintar del joven Doménico de aquellos años. Y ,como en ellos, vemos en esta obra la adaptación de las rígidas fórmulas bizantinas a las modernas corrientes que se estaban plenamente desarrollando en la luminosa y avanzada Venecia. Compárese la obra que nos trae con la del pintor llamado  Maestro de Peribleptos, en Mystras:  Natividad del Monasterio de Stª María de esa localidad. En la primera han desaparecido casi por completo la rigidez y falta de movimiento que se observa en la segunda y existe ya una intención de acoplamiento y relación de los personajes; en otras palabras, las formas italianas están ya presentes. En este sentido el Greco no es más que uno de los muchos pintores de iconos que florecieron en su isla de origen a lo largo del siglo XVI y que tomaban decididamente modelos italianos modernos abandonando poco a poco las tradicionales formas de hacer heredadas de Bizancio. En este cuadro el cretense sigue empleando el característico color oscuro de los rostros ,la profusión de dorados y el empleo de colores brillantes, pero, como veis la disposición general de los personajes recuerda ya a la de los pintores italianos de la época.

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