martes, 11 de febrero de 2014

salvador dalí - figura en una ventana 1925


antes de la llegada de Gala a la vida de Dalí, dispuso siempre de su única hermana, Ana María, como modelo incondicional hasta el punto de conocerse al menos doce obras en las que la podemos encontrar. Las relaciones entre ambos fueron, al menos en la primera etapa del pintor, excelentes, desde compañera de juegos infantiles y juveniles y colaboradora en algunos de sus trabajos hasta compenetrarse lo suficientemente como para compartir ideas e incluso muchas de sus excentricidades.
La misma Ana María nos dice:

“Pintaba paciente e infatigablemente, y a mí no me cansaba posar para él (…). Durante las horas en las que le servía de modelo, yo no me cansaba de observar aquel paisaje que ya, para siempre, ha formado parte de mí misma. Pues siempre me pintaba cerca de alguna ventana. Y mis ojos tenían tiempo de entretenerse en los detalles más pequeños”.

El año 1925, cuando Salvador la pinta en este retrato que vemos, Ana María conoce a Federico García Lorca en Cadaqués durante las vacaciones y entre ellos se establece una bellísima amistad, como la de dos almas gemelas; la correspondencia entre ambos sería en adelante abundantísima. Al fín y al cabo ella era además, condición no siempre indispensable en una relación profunda, una joven intelectualmente inquieta, de buena formación y con aficiones literarias que la llevaron a escribir más de un libro. El encontrarse frente a un poeta de la inmensa talla de Federico en plena etapa creativa y además amigo de su hermano, suponemos que  produciría en esta chica de diecisiete años una profunda impresión. Mas este sentimiento fué mutuo, el poeta llegó a idealizarla y de sus cartas se deduce su fuerte obsesión por ella, con la que pasó muchos momentos dulcísimos en el paraíso mediterráneo de Cadaqués del año 1925.

En la primera exposición individual que celebró Dalí en las galerías Dalmau de Barcelona en Noviembre de aquel mismo año figuraban nada menos que ocho retratos de su hermana, todos ellos en un estilo bastante clásico y centrados en su busto.

Así pues no debe sorprendernos la existencia de esta obra, figura en una ventana, que el pintor llevaría a cabo de la forma más natural dentro de la vida cotidiana de aquel año de Cadaqués. Aunque se ha escrito muchísimo sobre ella, analizándola hasta la saciedad y vertiendo toda clase de juicios y comentarios siempre positivos, pienso que en general es excesivo este enorme clamor popular. Se trata de un retrato, original si se quiere por estar de espaldas, muy bello, sencillo de ejecución, abierto a una ventana, sí, pero para mi gusto no alcanza el nivel de una obra magistral.

Sin embargo la imagen es conocidísima, hasta diría que familiar para muchísima gente y hace emerger un Dalí amable y sensato frente a lo que es casi toda su obra, la verdadera obra con categoría en la que, aquí sí, las obras maestras aparecen en abundancia.

Empero, no pretendo ni mucho menos restarle ningún mérito al retrato, del que yo me quedaría con el maravilloso relieve de la muchacha situado entre dos espacios, el interior y el exterior, relieve que se establece simplemente con las zonas sombreadas de las nalgas y con el movimiento del pié derecho. Y, por supuesto, el otro gran acierto  es su bellísima tonalidad, el gris azulado que se extiende por las cortinas, el vestido, el mar y casi la propia pared. En fín, la obra queda ahí, como un oasis relajante inmediatamente antes de comenzar la vasta, imparable y turbulenta producción daliniana.

A continuación traigo otros de los retratos de Ana María que hemos mencionado y también algunas de sus obras posteriores con figuras de espaldas entre las que se encuentra alguna que también la representa :
retrato de ana maria 1925

retrato de mi hermana 1925

retrato de ana maria 1924

retrato de mi hermana 1924

ana maria 1924

ana maria cosiendo 1926

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venus con cupido 1925

desnudo en el agua 1925


espalda de muchacha 1926

chica del ampurdan 1926

muchacha en la ventana en figueras 1926

muchacha sentada vista desde atras 1928

retrato geodesico de gala 1936

mi mujer, desnuda, contemplando  su propia carna convirtiéndose en escalera, tres vertebras de una columna, cielo y arquitectura  1945

Gala contemplando Corpus Hypercubus  1954

Dalí de espaldas pintando a Gala de espaldas eternizada por seis córneas virtuales provisionalmente reflejadas en seis espejos verdaderos 1973

 Dalí levantando la piel del Mediterráneo para mostrar a Gala el nacimiento de Venus 1977

 

           





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