sábado, 6 de enero de 2018

pablo ruiz picasso - llegando a Paris con Jaume Andreu Bonsons - mayo 1901


Anteriormente a 1901, fecha de la ejecución de este cuadro, ya había Picasso visitado París por primera vez en Octubre del año anterior, ésta vez acompañado de su gran amigo Carles Casagemes con el fín de asistir a la ya citada Exposición Universal que debía clausurarse el 12 de Noviembre.
Su viaje en tren finalizó en la recién inagurada estación de Orsay, y ambos acabaron dirigiéndose a Montparnasse, lugar de residencia de muchos otros artistas,  instalándose finalmente en el estudio que dejaba libre el también pintor Isidre Nonell, en el 49 de la rue Gabrielle. El malagueño expuso su obra Ultimos momentos en la gran Exposición.  En diciembre ya estaban ambos otra vez en Barcelona.
Esta obra, Ultimos momentos, no podremos verla jamás tal y como la vieron los visitantes de la Exposición Universal; realmente se la había dado como desaparecida hasta que estudios radiográficos llevados a cabo en 1978 sobre su otra obra la Vida, cuadro de 1903 que todos conocereis bién, revelaron con sorpresa que ésta estaba pintada encima precisamente de aquella exhibida en 1900. Así pués nos tenemos que conformar solamente con un pequeño boceto existente. El caso no es del todo raro ya que ésta práctica de pintar sobre lo pintado, es decir, pintar una obra encima de otra ya terminada, fué muy habitual en este artista durante esos años de principios de siglo.

Picasso vuelve de nuevo a París en Mayo de 1901, esta vez acompañado de su amigo Jaume Andreu Bonsoms, a quién vemos en la obra que nos atañe, ambos en traje de viaje, mostrando el primero una especie de portafolio de pintor. Se trata de un simple dibujo coloreado como muchos de los efectuados en esos años, de gran sencillez y espontaneidad y parco en la línea y en el detalle, pero desde luego son ellos y es París, con el Sena y la reciente Torre Eifel como fondo. Esta vez se instalan en el 130 del Boulevard de Clichy y, posiblemente por la influencia del marchante catalán establecido en la ciudad, Pere Mañach, Picasso lleva a cabo una exposición en la galería Vollard un mes después, el 24 de Junio de ese año, en la que también participa el pintor español Francisco Iturrino. Sobre el marchante mencionado, Pere Mañach, hay que decir que pudo ser pieza clave en el temprano éxito de nuestro pintor en el mundillo artístico parisiense. Además su ayuda no se limitó ni mucho menos a Picasso pués fué promotor de muchos otros artistas españoles afincados allí, entre ellos Nonell. A Pere le gustó desde el primer momento la obra del malagueño estableciendo con el jóven Pablo un contrato más ó menos informal por el que éste debería entregarle algunas obras de cuando en cuando a cambio de su promoción y, esto sería importante para su subsistencia, 150 francos mensuales.

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