Esta pintura y La continencia de Escipión (P525) formaban parte de la decoración de dos cassoni encargados en mayo de 1496 en Bolonia por Lodovico da Sala al pintor Guido Aspertini con motivo de los esponsales de su hija Angelica con Giovan Battista Bolognetti, celebrados en agosto de ese año. Ciertos elementos de La continencia de Escipión permitirían asociar también las tablas con dicho enlace, como la figura femenina que, aislada en primer plano, sostiene una palma en una mano y un bastón coronado por un yelmo con un ángel en la otra, y que se ha interpretado como una alusión al nombre de la novia.Aunque en el contrato sólo se cita a Guido Aspertini, la crítica admite la participación de su hermano menor Amico, cuya ausencia del documento se explicaría por hallarse en Roma acompañando a su padre, el también pintor Giovanni Antonio Aspertini. De hecho, estas obras no sólo presentan analogías con otras de Amico anteriores a 1500 como la Adoración de los Pastores (Berlín, Gemäldegalerie), con la que comparten un mismo tratamiento de la flora, sino que son inconcebibles sin el paso de su autor por Roma. Esta estancia romana explicaría las deudas de Amico respecto a Pinturicchio, pero sobre todo, la derivación de muchas figuras de la estatuaria clásica, tanto en El rapto de las sabinas (donde es obvia la cita al Apolo de Belvedere en el guerrero romano con armadura y capa roja) como en La continencia de Escipión, algunos de cuyos personajes proceden de la Columna Trajana.Bien por indicación del cliente o por iniciativa de los pintores, pero siguiendo en cualquier modo una práctica habitual en la época, las tablas ilustran pasajes de la Roma clásica: el rapto de las Sabinas, y la entrega por parte de Publio Cornelio Escipión al jefe bárbaro Allucio de su prometida, esclavizada tras la toma de Cartago. Como es costumbre en los cassoni, las escenas encierran lecciones morales, y si la de Escipión se interpreta como un elogio a la continencia y una apelación a la generosidad del esposo, escritores contemporáneos como Baltasar de Castiglione o Marco Antonio Altieri hicieron del rapto de las sabinas una glorificación de la mujer romana, capaz de sacrificarse en aras de la familia y la patria (Texto extractado de Falomir Faus, M.: Pintura italiana del Renacimiento. Guía, Museo del Prado, 1999, p. 82).
(extraído de la página oficial del Museo del Prado : http://www.museodelprado.es/ )
No hay comentarios:
Publicar un comentario