se trata de su prima Maximina a la edad de 21 años. Una pequeña obra al óleo de tan solo 54 X 43 cms.
En 1960, Rosales interrumpió su estancia en Roma y volvió al verano madrileño. Allí llevó a cabo este bellísimo retrato de la que sería su esposa 8 años después. La obra, plena de sencillez y frescura, sin ningún tipo de artificios, se centra de manera destacada en los ojos de la jóven. Son varios los retratos de familia que el pintor finalizaría en este período
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