Encontrándose Rosales en la plenitud de su fama y de su técnica artística, recibió este encargo nada menos que del Presidente del Gobierno, el general Serrrano, conde de la Torre, regente del reino tras el destronamiento de Isabel II, que había marchado tristemente al exilio.
El retrato era de su hija primogénita, Concepción, de 21 años de edad, y aquí el pintor nos la presenta vestida según era la moda de su tiempo y posando en medio de un paisaje campestre. Casaría nueve años más tarde con el conde de Santovenia, José María Martínez de Campos, poseedor de una gran fortuna. La boda se celebró en París, y fué una boda doble pues al mismo tiempo se unieron en matrimonio dos hermanos de estos, Francisco, hermano de Concepción que casó con Mercedes, hermana de José María, La condesa de la Torre, su madre, se desvivió para que el acontecimiento fuese recordado siempre como un acontecimiento social y religioso fastuoso.
Esta obra figuró también en la Exposición Nacional del año 1871, como su famosa Muerte de Lucrecia, y, como ésta, causó sensación pero la crítica fue más benevolente que lo fué con la segunda según ya comentamos. En efecto, algo tenía el retrato que lo distanciaba de la mayoría de los ejecutados en España por otros pintores hasta ese momento: el colorido brillante de su ropa poniendo en evidencia su alto rango social, una vez más su pincelada suelta y precisa, quizás el maravilloso empaque y sencillez de pose, que recuerda una vez más a su admirado Velázquez, y la expresión dulce y todavía infantil de la muchacha.....no es un rostro enormemente adorable?. Agrandar todo lo posible la imágen y deleitaros con esos ojos de niña-mujer que sonríen levemente....
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