miércoles, 14 de junio de 2023

san jerónimo - el greco - 1590-1600


Obras del Greco representando a San Jerónimo abundan en su producción artística, unas veces como doctor de la iglesia, vestido como tal, y otras como penitente en el desierto.

De las primeras os traigo, aparte de la que estáis viendo de la colección Frick, la que actualmente pertenece al Museo de Arte Metropolitano de Nueva York del año 1609, y la que podéis ver en la National Gallery de Londres. Aparentemente son casi indénticas, quizá esta última difiere algo más de las primeras en algunos detalles....comprobarlo si quereis. Pero en los tres casos el pintor cretense lo representa vestido con el atavío de cardenal, pues nuestro pintor quiere mostrarlo como una figura excelsa de la Iglesia, aún cuando Eusebio Hierónimo, ese es su verdadero nombre latino, nacido en Estridón, Dalmacia, el año 342 de nuestra era, nunca llegó a serlo. Es un hombre del siglo IV pero en estas representaciones parece que estamos ante un primado de la Iglesia del siglo XVII. 

Como penitente en el desierto no se queda atrás, existen varias versiones bién conocidas de las cuales os muestro la que se puede contemplar en la capilla de Santa Ana de la  catedral de Badajoz, perteneciente a la Fundación Amparo del Moral, y la que pertenece a la National  Gallery escocesa, en Edimburgo, pero en su condición de ermitaño penitente, San Jerónimo, retirado durante dos años voluntariamente al desierto de Calcis en Siria, fué representado por nuestro pintor en muchas otras ocasiones.

Volviendo al que estamos viendo de la colección Frick, se trata de una obra de su período toledano en la que El Greco ensalza, como hemos venido diciendo, la condición de erudito y hombre de letras de este Padre y Doctor de la Iglesia, no en vano dominaba el latín, era su lengua materna, la retórica latina, tenía amplios conocimientos de griego e, incluso, se trasladó durante un tiempo a la ciudad de Belén para familiarizarse con el hebreo. Santo patrón de los traductores, se le considera por la Iglesia como el hombre "elegido por Dios" para "explicar y hacer entender la Biblia".

En efecto, San jerónimo es el traductor de la Biblia del hebreo al griego y al latín, la llamada Vulgata, esto es, "edicción para el pueblo", como encargo del papa Dámaso I. El concilio de Trento en el año  1546 declararía ésta como la versión oficial de la Iglesia católica romana.

Santo al que vemos  En los finales del siglo XVI y principios del XVII la influencia de Erasmo de Roterdam, sacerdote católico y como sabéis filósofo, teólogo y gran humanista, se empezaba a notar de forma cada vez más acusada en el seno de la misma Iglesia católica, y, aún permaneciendo siempre en obediencia al papa, si que llamó la atención sobre algunos abusos e irregularidades que, en su opinión se debían corregir. Si Lutero, tras denunciar algo parecido, si rompió con la Iglesia católica, nunca lo hizo Erasmo, aún cuando en algunos puntos estaba de acuerdo con él. Viene al caso todo esto por el hecho de que, siendo como era un humanista de primera línea, el de Roterdam puso gran atención en los escritor de San Jerónimo, que también lo fué y todo ello coincidió o quizá fué la causa de que la figura de este Padre de la Iglesia comenzara a verse cada vez más en la pintura flamenca e italiana. No es de extrañar que el Greco comenzara por entonces  a recibir encargos de la figura del Santo.

Santo que vemos aquí mostrándonos casi con seguridad la Biblia, con sus galas de cardenal demostrando su destreza en esa  ejecución de tonos rojo brillantes a base de restregar los blancos secos sobre el color, técnica que ya no abandonaría nunca.       

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