a sus 15 años Claude Monet era un muchacho conocidísimo en toda la ciudad de Le Havre por su destreza en la ejecución de caricaturas, en general de personas de la localidad. Pero la muerte de su madre supuso un duro golpe y, desalentado, ó quizá influído por su tía, pintora y compañera del también pintor Armand Gauthier, dejó el instituto al que venía asistiendo para dedicarse exclusivamente a la pintura. Todo un salto en el vacío qué, afortunadamente, fué acertado al encontrarse en su camino con Eugéne Boudin. En efecto, el mismo Monet diría más adelante. "si me convertí en pintor, se lo debo a Boudin". Este le inculcó el amor por el paisaje y la pintura al aire libre como la forma más eficaz, sincera y espontánea de trasladar a un lienzo lo que los ojos del artista contemplaban. En este período inicial de su vida creativa no hay que olvidarse del pintor holandés Johan Barthold Jongkind, a través del cual conoció a Boudin, y qué, siendo también un incondicional de la pintura in situ, constituyó con ellos un trío incansable en sus salidas por todo el noroeste de Francia.
A pesar de todo, sus caricaturas estuvieron salvándolo de la penuria algunos años más, y, gracias a ellas, pudo residir en París y recibir clases de las disciplinas artísticas formales por las qué, todo aquél que quisiera llegar a algo, debía obligatoriamente pasar. O al menos así era invariablemente aconsejado aquel jóven precoz con facultades indiscutibles para el dibujo. En su paso por las Academias conoció a otras promesas con quienes , mano a mano, prontó comenzó a salir al a pintar. Entre ellos estaban Pissarro, Renoir, Sisley y Bazille, este último llegaría a ser un gran amigo, y con ellos vino a parar al núcleo que por entonces aglutinaba a todos aquellos artistas inconformistas cansados del tedioso academicismo imperante : el bosque de Fountainebleau.
-oiga, después de lo visto en entradas anteriores, ¿no llegaban a ese bosque un poco tarde?
-digamos que una generación nueva se incorporaba a ésta manera de pintar, como lo hicieron Rousseau ó el mismo Corot en relación con los pioneros del siglo anterior. Además no se trataba solo de una reacción inconformista sino, al mismo tiempo, de un refugio en el que crecer artísticamente y pintar libremente. Hasta aquí todo parece encajar dentro del movimiento naturalista y espontáneo, con las normales variaciones entre unos y otros, que venimos siguiendo desde el primero de los cuadros de esta exposición.
Pero estos, llamémosles todavía muchachos, traían algo nuevo en su forma de ver el paisaje y el mundo en general : su obsesión por la luz. La luz conformadora de todo el cuadro: la luz establece colores, la luz establece sombras de colores y hasta la luz establece formas. La luz solar se descompone en un amplio espectro, un arco iris radiante y a cada centímetro del paisaje le cae un punto de esta radiación. Nunca se mezclan , pero el color de los puntos adyacentes influyen poderosamente en cada punto de color; así el punto azul se reforzará si tiene al amarillo complementario al lado, y a su vez dejan al ojo humano que sume varios colores adyacentes para percibir en su cerebro el resultado. En fín, toda una teoría del color, que poco a poco fué haciéndose cada vez más sofisticada. El pintor, ante la escena que tiene delante, se ve impresionado por los efectos lumínicos que la luz produce al derramarse por todos los elementos que lo conforman. Y lo que queda en el lienzo en ese momento queda , aunque no en todos los casos, como obra definitiva ; el artista pone su taller ya definitivamente al aire libre. Esto lo dieron en llamar impresionismo y podeis leer centenares de definiciones y comentarios porque hoy día es un movimiento artístico consideradísimo y ampliamente valorado y admirado.
Este mismo año de 1865, Monet viaja a Madrid para ver de cerca las obras de Velázquez en el Prado, pintor al que admiraba y consideraba un eminente artesano de la luz y la atmósfera. Por otro lado ya vimos algunos cuadros-apuntes de Constable y su tratamiento de masas de luz y sombras, renunciando a las formas definidas en favor de éstas, y qué tuvo una gran influencia en la forma de pintar de todos ellos. Así pues, como vemos estamos hablando casi de una continuación en el quehacer artístico y en ese sentido, tanto la escuela de Barbizon y Fountainebleau como muchos artistas que la precedieron, comenzaron a sentar las bases del impresionismo.
La exhibición de la obra de Manet Le déjeuner sur l'herbe en el llamado Salón de los Rechazados, tras no haber sido admitido por su audacia en el oficial de 1863, provocó escándalo y estupefacción. Contrariamente, en los artistas de vanguardia, entre ellos Monet, se tradujo en admiración y nuestro pintor, deslumbrado, se planteó el reto de llevar a cabo una monumental obra de un tema similar, inicialmente debería tener 4 x 6 metros, realizada por supuesto al aire libre, y para la cual comenzó a elaborar bocetos, apuntes y estudios parciales, aunque la obra definitiva nunca vió la luz. De cualquier forma nos basta con estos últimos : uno de ellos pertenece al Museo Pushkin de Moscú, y otro al d'Orsay de París , ambos con el nombre de El Almuerzo Campestre. Pudo nuestra obra, el roble bodmer, ser un estudio del natural para incorporarla a su ambicioso proyecto, pero en cualquier caso se trata de un árbol conocido y con nombre propio en el bosque de Fountainebleau : el roble Bodmer, en honor de otro pintado por el suizo Karl Bodmer (1809–1893) y que figuró en el Salón del año 1850.
Otras obras de Monet de estos años y realizadas en pleno bosque de Fountainebleau son :
-woodbearers-in-fontainebleau-forest 1864
-road-in-a-forest-fontainebleau 1864
-the-road-from-chailly-to-fontainebleau 1864
-The Pavé de Chailly in the Fontainbleau Forest 1865
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