miércoles, 12 de junio de 2013

anthony van dyck - entrada de cristo en jerusalen 1617

los siguientes cuadros van a tratar de mostraros a otro joven genio, otro más, de principios del siglo XVII y del que ya nos hemos ocupado en alguna que otra entrada anterior : buscar en la lista de artistas de la izquierda, ó entrar directamente con su nombre en la casilla buscar en este blog de la derecha.
La exposición solo abarca el período entre el momento en que, casi un chaval, le vemos ya como un pintor con derecho a poseer su propio estudio, algo así como un pintor con todas las bendiciones de su gremio para establecerse, y el momento en que, desligado cada vez más de la influencia del gran Rubens, está a punto de marchar a Italia.
Este período de tan solo seis años, desde sus 17 a sus 22, es definitivo en su formación como pintor, y sus numerosísimas obras llevadas a cabo durante el mismo son las obras de un joven de temprana edad y por tanto permeable a cuantas influencias pudieran salirle al paso.


A finales del siglo XVI algunas de las provincias del norte de los Países Bajos, bajo dominio de los Ausburgo españoles, se  
independizaron, ya metidos en una guerra con España que duró nada menos que ochenta años y que acabaría en 1648 con la firma del tratado de Westfalia que reconocía su separación total de ésta y de Alemania. En el período que estamos tratando, ya hacía tiempo que Holanda, como se acabó denominando a las provincias del Norte, y las provincias del sur, ó sea Flandes, ésta todavía bajo dominio español, estaban política y culturalmente separadas, con escuelas pictóricas independientes. Ahí nació una época gloriosa del arte flamenco y Rubens fué su figura más sobresaliente e influyente. Pero ¿fué Van Dyck simplemente uno de sus discípulos aventajados ?. Bien, cuando acabemos de ver los cuadros que van a seguir en sucesivas entradas, decidireis que contestar.
 -Oiga, y ¿ no habría sido mejor saber la opinión del propio Rubens?-
 -por supuesto, ha dado en el clavo. Nadie mejor que el maestro flamenco vería hasta donde llegaba el jovencísimo Anthony, y ,sobre todo, qué era suyo y qué era totalmente original y propio dentro de cada obra-.


 Este primer cuadro que mostramos, del año 1617, lo pintó cuando aún no había recibido el título de Maestro, aún cuando , como hemos adelantado, tenía permiso para ejercer por cuenta propia. Lo cierto es que en 1918 ya colaboraba en el estudio de Rubens y posiblemente se alojaba ya en la casa que éste poseía en Amberes. Pero no se sabe con exactitud la fecha exacta en que comenzó a hacerlo. La obra, sea ó no ejecutada dentro del taller en cuestión, es de una calidad en la disposición de las figuras y en el dibujo y el color extraordinarios para un muchacho de tan solo 18 años.
Fijaros en los dos tonos de rojos  y su contraste con el azul purísimo de las ropas destacando del tono general ,casi contínuo, de la obra. La figura de Jesús triunfante, aún siendo llevado por un modesto pollino, domina toda la composición iluminada espectacularmente, mientras, posiblemente con la intención de conseguir más profundidad y, sobre todo, más espectacularidad, antepone en primer plano una figura fuertemente iluminada que con unas ramas barre por delante del asno.







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