sábado, 12 de diciembre de 2020

tomas muñoz lucena - castigo -1895

 

 Como a muchos otros grandes pintores de ésta época, mucho le costó a Muñoz Lucena obtener el beneplácito de sucesivos jurados cuando comenzó a presentar obras que rompían radicalmente con el ya reiterado hasta la saciedad tema historicista en nuestras Exposiciones Nacionales de Bellas Artes. Pero afortunadamente los gustos y las tendencias artísticas sociales por si mismas obligaron a un cambio que poco a poco se generalizó.

De su obra el cadáver de Alvarez de Castro, presentada en la seguridad de la compadecencia del jurado, obtuvo una segunda medalla y fué comprada por el Estado por 4000 pesetas, pasó tres años más tarde a sus magníficas Lavanderas, obra de grandes proporciones y alejado totalmente del historicismo imperante, qué, al fín, fué reconocido de nuevo con el mismo galardón que el anterior. Esta obra rompería el fuego y de nuevo, dos años más tarde, en 1892, presenta hasta ocho obras, todas ellas plenas de realismo y naturalismo.

El cuadro que vemos, perteneciente al Museo de Bellas Artes de la Coruña, representa una escena cotidiana durante este período de finales del XIX, en los que la educación de las niñas en especial se llevaba a cabo en sus primeras etapas en el propio hogar ó bién en el de la  maestra al que acudían sin total regularidad. A éste respecto podemos ver otra obra de Manuel García Hispaleto, la lección, bellísima en color y expresión, donde la madre cumple estas funciones docentes con sus dos pequeños. En el que nos atañe Muñoz Lucena pinta un grupo formado por niñas de diferentes edades, de las que una de ellas al parecer ha sido apartada, castigada, y está triste y afligida.

 

 

 

 

 

 


 

 

 

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