martes, 27 de marzo de 2012

Diego Velázquez - el almuerzo

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!un Velázquez!. Y de sus primeras obras, posiblemente la primera realizada en Sevilla tras obtener la licencia de pintor otorgada  por el gremio correspondiente. Se le suponía ya suficientemente formado como para ejercer su oficio. Lo primero que piensa uno al ver estos primeros cuadros del genio es en la Sevilla que le vió nacer, pues con seguridad, aparte de su habilidad innata en la técnica pictórica, estos años sevillanos influyeron de forma decisiva en su forma de representar la vida a través de sus cuadros. Sevilla a comienzos del siglo XVII seguía todavía siendo una gran ciudad cosmopolita, la auténtica capital económica y también cultural de una España volcada hacia el Nuevo Mundo desde hacía un siglo, que tenía a esta ciudad como admnistradora de sus riquezas y puerto de entrada de las mismas. Imaginaros sus barrios llenos de vida, donde se mezclaban todo tipo de individuos, desde nobles hasta pobres mendigos, y donde ,por supuesto , abundaban también los artistas. La vida artística y cultural de Sevilla era en esos años brillante, abundaban los talleres y los círculos culturales a manera de tertulias. El joven-niño Velázquez , desde los 11 años aprendiendo en el taller de Francisco Pacheco, su futuro suegro, tendría ocasión de  escuchar relatos, opiniones, disertaciones y también discusiones basadas en las tendencias culturales en boga, todo ello en el propio taller, al ser el mismo Pacheco un entusiasta y asiduo de estas reuniones de contertulios. Imaginamos que casi de inmediato, el maestro quedaría impresionado de la facilidad de Diego con el dibujo y en seguida con la pintura, añorando tal vez ese maravilloso don que él mismo deseaba pero no poseía en tal alto grado. Pacheco era un pintor manierista y anhelaba cierta erudicción al estilo italiano.Incluso es el autor de dos tratados , uno denominado el arte de la pintura, y otro el libro de retratos, encontrado solo incompleto y en manuscrito. Quizá no llegó nunca a conseguir lo que hubiera deseado, pero fué suficiente para él el compartir la genialidad que ya se manifestaba en su yerno y por supuesto el haber sido su maestro unos años, al menos de forma titular. Aunque seguramente no le debieron entusiasmar demasiado algunas de las cosas que hacía : bodegones, que tema más poco escelso, sin ninguna pretensión, y además se decanta por la pintura naturalista y nos pone en sus obras esos tipos tan normales, tan de la calle, tan lejos de los soberbios y bellos personajes que aparecen en los cuadros vistos en Italia y Venecia, y que constituían en parte uno de los ideales de las ideas estéticas de Pacheco.
En efecto, Velázquez desarrolla en estos primeros años un naturalismo pleno y vigoroso apoyado en el uso del claroscuro de Caravaggio y en un virtuosismo en la descripción del detalle de los objetos y también de los personajes. Naturalismo que emplea incluso en cuadros religiosos. Este cuadro que vemos lo pintó cuando posiblemente no tuviera aún los dieciocho años, y , como se ve, es totalmente naturalista, individuos de la calle, el de enmedio incluso algo grosero en su sonrisa , bastante corrientes, todos destacando de la oscuridad del fondo por una luz vívida y lateral, que proyecta sombras dificiles, un excelente problema a resolver con brillantez,  sobre la serie de objetos del bodegón central, todos separados entre sí y magníficamente ejecutados.
Estas características las encontramos en casi todos los cuadros de esta época  y de éste género. Merece la pena ver algunos de ellos y comprobarlo y ,aprovechar para deleitarse con la calidad y belleza de su ejecución en un pintor que no había alcanzado aún los 23 años. Así pues y por orden más o menos cronológico, hemos traído las siguientes obras : de 1618,con 19 años : Jesús en casa de Marta y María , Vieja friendo huevos , dos hombres sentados a la mesa ; de 1619 : adoración de los Reyes Magos ; de 1619-1620 el aguador , y finalmente de 1620-1622 la mulata .

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